martes, 13 de diciembre de 2011

TE VAS


¿Cuando es que la línea entre el dolor y el orgullo se rompe? ¿Cuando es realmente que no damos cuenta que el corazón se partió? ¿Por qué duele? ¿O por qué ya no sentís?

Cuando las noches se convierten en días, cuando las lágrimas en océano y los cristales del corazón en vidrios viejos... Quizá, sea ese el momento de replantear. Pero no es necesario tardar, pues al darse vuelta quizá esa persona ya no este.

Y esa persona eres tu, amor mío. Porque sé que te irás, que ésto no lo soportarás más. Es lógico, es normal... Pero, lo que no es normal, es lo que yo siento por vos, esa conexión que nos une y que nos mantuvo unidos todo este tiempo. Esa conexión que hace que quiera pasar el resto de mi vida contigo y no separarme jamás.

Pero los cuentos de hadas descubrí que no existen, y que de apoco nuestro amor se va consumiendo, se va yendo y vos con él.

Lo que menos quiero en la vida es perderte, pero te estas yendo y siento que jamás volveré a verte. Y el dolor se hace intenso, y duele.

Igual, antes que te vayas, solo quiero que recuerdes que seré siempre algo especial en ti. No mejor que las demás, sino diferente y creo haber causado algo en ti, una marca por la que siempre me recuerdes. Porque ese es mi deseo, que si no puedo tenerte que al menos éste presente en tu mente.

Porque fuimos felices en su momento, y estoy segura que de ser por mi a tu lado siempre lo seré. Pero tu no sientes lo mismo, y obligarte no puedo. Luche por ti con uñas y dientes, vendí mi alma al diablo y trabaje a sus pies; pero eso no fue suficiente y no puedo retenerte.

Y sé que te irás, que dejarás de amarme y que yo jamás lo haré. Que lloraré por este amor toda la vida y que mi corazón tuyo por siempre será.

Te amo, pero te vas...

jueves, 13 de octubre de 2011

Andrés y el amor

Meditando sobre lo que una persona a sus 19 años debe hacer cuando decide pasar un día encerrada en la casa, varias ideas llegaron a su mente.

La principal, y hasta se podría decir la más patética, pasar el día en la cama, comiendo todo lo que en una semana no probo. A una persona que le preocupa tanto su peso, la perspectiva se ve fatal.

A eso sumarle que pasará el día acostada en la cama, con la computadora y la televisión al mismo tiempo.

Pero todo eso que a simple vista parecía ser un gran día, de descanso y relax, se convirtió en un día de total depresión. Con la lluvia de fondo, la ansiedad de que debería llegarle la regla y la maldita obsesión de extrañar a una persona a la cual no ve desde hace de menos de veinticuatro horas.

El ser cambiante de ánimos se le daba muy bien, y la depresión solía ser su favorita. Podía pasar horas llorando al recordar buenos y malos momentos junto a él, horas imaginando formas de verlo en aquel día pero que a su vez no se animaba a ofrecerle o siquiera hacer ella por si misma.

Y la situación permaneció triste. No lo vio, lloro por él y en su cama se quedo...

... sumándole la histeria de que Andrés aún no llegaba y el pensar en la dieta que debería hacer al otro día.

miércoles, 27 de julio de 2011

Un Castillo Encantado en la Bifurcación


Largo, el vestido de seda seca le quedaba largo. Largo hasta los pies, tan largo que al caminar se tropezaba con la suave tela. Largo, tan, pero tan largo que lo podía usar de alfombra.

Pero, aún así de lo incómodo que era para caminar, le gustaba usarlo. Había descubierto que los vestidos largos que su doncella le obligaba a usar le marcaban el camino de regreso a su recamara. No era como sí tuviera mucho tiempo libre y a solas como para perderse en el gran Castillo, pero el poco tiempo era suficiente para que Sofía descubriera nuevas habitaciones.

Había olvidado como una noche de lluvias llego al castillo, seguramente porque esa noche no llevaba un vestido que le marcara el regreso a casa. Pero desde aquella noche ya había pasado mucho tiempo, y ahora Sofía era parte de la realeza de aquel mundo maravilloso.

Evitó remangarse el vestido y subió las escaleras que iban a una nueva ala del castillo. Las escaleras se reían a causa de las cosquillas que la tela les causaba al rosarlas, pero se callaban cuando Sofía las fulminaba con la mirada.

Todos los días, Sofía en su tiempo libre tomaba esas escaleras. Y, todos los días, las escaleras la llevaban a un lugar distinto. Era un mundo extraño, donde los objetos tenían vida, los animales formaban parte del tribunal y donde la realeza contaba chiste en vez de poner orden a su reino.

Al principio a Sofía todo le había parecido de locos, extraño, se sentía como Alicia en el Mundo de las Maravillas. Pero con el tiempo se acostumbro, y lo que una vez fue raro se transformo en lo normal.

Se metió en la misteriosa habitación cuando termino de subir las interminables escaleras. Se desilusiono, por primera vez nada extraño la esperaba. Era una recamara vieja, con paredes grises y sin muebles, solo había una ventana sin cortinas ni vidrios.

Sofía se tropezó dos o tres veces hasta llegar al gran ventanal, se inclino sobre el pero nada vio. Entonces, se giro dispuesta a irse y esperar el mañana para una nueva aventura. Antes de que saliera, mucho antes de que siquiera pudiera moverse, una corriente de aire la despeino y Sofía volvió a mirar por la ventana.

Y sonrió. Su vestido largo, su gran vestido de seda seca se veía a través de la ventana. Y marcaba un camino hacía lo desconocido, cruzando el valle de flores campestres y perdiéndose en la puesta del sol.

Corrió siguiendo el camino de su largo vestido, corrió con fuerzas y divirtiéndose durante el camino. Sabía lo que significaba, el momento que tanto había esperado finalmente había llegado.

Corrió, corrió y corrió. Era sorprendente la rapidez con la que corría y no se cansaba. Se dio cuenta que a medida que se alejaba, el vestido se acortaba. Miró para atrás para decirle adiós a ese castillo encantado en el que vivió tanto tiempo, pero cuando lo busco con la mirada ya no estaba.

Sorprendida caminó hacía adelante sin apartar la vista del horizonte, y por no prestar atención a donde caminaba, tropezó y al piso calló. Pero la caída no fue la que esperaba, no choco con el mullido césped, sino que su rostro se estampo contra un piso de mármol frío y claro. Sofía lo conocía muy bien y feliz, se levanto y corrió hasta la puerta.

No le importo como de repente apareció en su habitación en la casa de la ciudad de su madre, ni como todo parecía estar tal cual como cuando se perdió. Simplemente corrió, quería abrazar a su madre, quería contarle. Pero lo que si noto, es que su largo, muy largo vestido, de repente se acorto y le llegaba por arriba de las rodillas.

Raro, pensó Sofía, todo había sido muy raro.

Código: 1107279759093
Luchy Franco

viernes, 15 de julio de 2011

Solo te puedo decir lo siento

Me duele el corazón, me duele el alma y todo gracias a vos. No sé que hacer, no sé como salir de esta situación. Lo único que sé es que no te quiero perder.

Cometí errores y de verdad lo siento, quisiera volver el tiempo atrás y cambiar esas cosas que te hicieron sangrar. Me encantaría poder hacer el dolor se vaya, el tuyo y el mío, pero no puedo… Al menos, no de golpe.

¿Cómo es qué paso esto? Ayer estaba todo bien, y ahora por una estupidez siento que el fin del mundo por fin llego. No sé si alguna vez comprenderás todo el amor que siento por ti, como no hay un segundo que no piense en ti, como cada error se clava en mi corazón y no me deja dormir. Lo eres todo desde que te conocí, no te cambiaría por nada y no te quiero perder.

Lo peor de esta situación es que no hay nada que te pueda decir, nada que te pueda reprochar. En este último tiempo los errores los cometí yo, me centre solo en mí y me olvide de ti. Me olvide de tus problemas, de preguntarte si estabas bien, de averiguar si necesitabas un beso y un abrazo.

La cague. Lo sé, quiero arreglarlo, recompensarte por el mal rato. Me preguntaste sí había algo de ti que me molestará, algo que hicieras mal ¿Cómo puedo responder a eso? No haces nada mal, estas para mi cuando te necesito, cuando quiero golpear a alguien, para cargar con mis problemas, para hacerme sonreír, para cuidarme. Estas siempre, ¿cómo es posible que encuentre algo mal en ti?

Ahora lo único que sé es que estoy sola en la cama, llorando como una desgraciada, pensando en todas las palabras que me dijiste recién por teléfono y entendiendo mis errores.

Te amo, más que a mi vida. Jamás pensé que algo como esto me pasaría, que sentiría algo tan fuerte por alguien tan diferente a mí. Pero paso, y no es algo que quiera borrar o sacar de mí, quiero seguir sintiéndolo, quiero arreglar las cosas y que no te apartes de mí. Nunca, jamás. Te ataría si fuera necesario, pero sí yo no soy lo que necesitas no puedo hacer nada.

Quiero que seas feliz, que vivas la vida que quieres, que estés con alguien perfecto para ti y no defectuoso como yo. La relación se hace de a dos, y sí no estas feliz con esto no te puedo obligar a nada. Solo quiero que sepas que lo siento desde lo más profundo de mi alma, que te amo como jamás ame a nadie y que eres el amor de mi vida.

Te amo muchísimo y lo siento mucho más, es todo lo que puedo decir. Y, si me das otra oportunidad, juro cambiar y ser la persona que necesitas que este a tu lado.



Código: 1107159684552
Luchy Franco

domingo, 3 de julio de 2011

Pudimos Haberlo Tenido Todo


Pudimos tenerlo todo. Mirar al futuro juntos y formar una vida de sueños. Pudimos tener nuestro propio departamento cargado de sueños, llegar por las noches cansados de tanto trabajo y aún así sonreír al vernos.

Pudimos luchar por lo que amábamos, pero nos dejamos estar. Pudimos ser mucho más que dos personas que vivían en una misma ciudad, pudimos ser una familia...

Pudimos tenerlo todo juntos, cumplir nuestros sueños y luchar por la felicidad. Pudimos ser felices, habías tenido mi alma y mi corazón, eras el dueño total de mi vida. Ahora me quemo en las profundidades de la oscuridad, me arrepiento de habernos traicionado y que nos hayamos alejado.

Pudimos haberlo tenido todo, pero eso fue hace mucho tiempo atrás, ahora ya es tarde para recuperar lo que perdimos.

Luchy Franco

miércoles, 29 de junio de 2011

Jesus & Judas


No hay una razón lógica para que nosotros en estos momentos no estemos juntos, amor. Pero, lastimosamente, hay muchos otros factores que nos separan.

¿Judas, como has podido? ¿Cómo has podido traicionar a tu hermano por una mujer? ¿Cómo has podido ponerme en esa situación?

Jesús en su momento lo fue todo para mí, pero ya no. Ahora lo eres tu, pero te temo, tengo miedo de ti. Sé lo que eres y por eso te amo. Quiero que estemos juntos esta noche y todas las demás ¿Pero, tu realmente deseas lo mismo que yo?

Jesús fue mi virtud en los tiempos oscuros, pero esos tiempos ya pasaron. Ahora vivo en la luz y tu eres la oscuridad que anhelo.

Quiero que estemos juntos, Judas. Que me ames de la misma forma que yo te entrego mi corazón. Quiero que me lleves a la gloria, que me dejes aprender de tu rebeldía y que jamás te canses de mi. Me enamoré de tu oscuridad, de tu chaqueta de cuero y de tus ojos oscuros escondidos tras los Ray-Ban. Eres todo lo que soñé y más.

Te juro que lo único que deseo es tenerte a mi lado, abrazarte por las noches y divertirme con tu maldad. Pero no puedo evitar la culpabilidad, ¿era necesario herir a tu hermano sólo por algo que había ya pasado?

Quizá, no me importaría en absoluto si Jesús no hubiera formado parte de mi vida. Pero lo fue, me perdono y dejó que partiera contigo ¿Por qué lo has herido, Judas? ¡ Contéstame!

No hay razón lógica para que no estemos juntos porque estamos hechos de la misma calumnia. Yo herí el corazón de Jesús y tú lo heriste en el alma.

domingo, 5 de junio de 2011

No importa


Quiero que sepas que siempre serás una parte importante de mí. No importa donde este, no importa en que me haya convertido ni lo que este haciendo. Lo eres todo, siempre lo serás por más que las distancias y circunstancias nos mantengan alejados.

Te lo diré hoy, pero quiero que lo recuerdes siempre. Yo estoy aquí ahora, todo cambio, pero no sé que pasará mañana y quizás las historias del ayer se repitan. Espero que así sea, que vuelvas a mí lado y que no vuelvas a alejarte.

Porque, aunque no lo creas, te llevaste una parte importante de mí así como yo de tí, y quiero recuperarla y jamás volverla a perder. Lo único que te pido es un final feliz, ¿Es demasiado pedir que vivamos como lo que eramos y no como lo que somos ahora?

No importa donde este, no importa en que me haya convertido ni lo que este haciendo. Lo eres todo, siempre lo serás por más que las distancias y circunstancias nos mantengan alejados... Y la razón es más que simple, porque siempre te he amado y no estoy dispuesta a dejar de hacerlo.

Código: 1106069389885
LuchyFranco

lunes, 30 de mayo de 2011

Complemento.


Cuando miras el camino, yo sigo tus ojos como sí me estuvieras guiando hacía el infinito.

Cuando no tienes mucho que decir o simplemente no te salen las palabras adecuadas, soy yo quien completa tus pensamientos.

Cuando sonríes, pero no llegas a reírte, soy yo quien lanza una carcajada a tu lado.

Cuando escribes una historia y no sabes el final adecuado, soy yo quien dicta el final para que quede genial; y cuando la lees en voz alta para asegurarte de que te gusta, soy yo quien les da vida a tus personajes de sueños.

Y, finalmente, cuando algunas veces me dices te amo, soy yo quien te responde rebosante de felicidad y te besa con pasión.

Código: 1105309337662
Luchy Franco

martes, 17 de mayo de 2011

Noche de Sabado.


Sebastián siempre que podía seguia lo que sus instintos le dictaban. Pocas veces los reprimía, los ocultaba...

...Y ese era justo el momento. Sentados en una ronda en la habitación de Nadine y Alexz, Thomas, Xavier y Sebastián sabían que estaban incumpliendo las reglas ¿Pero como no hacerlo? La tentación era demasiado grande como para dejarla pasar, y ninguno de los cinco estaban dispuestos a pasar una noche aburrida un sabado lluvioso. Sí los profesores no eran capaces de irrumpir su diversión, mucho menos el clima.

No estaban tomando, no estaban fumando... Era una noche extraña para las acostumbradas reuniones que solían hacer los fines de semana. Se estaban divirtiendo sanamente, comiendo comida basura, con música a un volumen que no llamara la atención y jugando al Poker.

— ¿Han pensado qué serán al salir de acá?

Cuatro pares de ojos se centraron en Nadine, quien al tener la completa atención de sus amigos, se ruborizo. Soltó las cartas boca abajo para que no se viera su juego y se expreso con seriedad.

—Sé que faltan dos años para que nos graduemos... Pero, no lo sé. Hace días que la idea esta en mi mente e incluso no me deja dormir.— Soltó un suspiro.— ¿Lo han pensado alguna vez? No conocemos lo que es el mundo, al menos no creo que lo hagamos. Toda nuestra vida fue dentro de este internado... Y sí seremos lo que nos dicen, entonces no seremos nadie.

— ¿Por qué ahora?— Thomas se veía confundido al igual que Xavier, pero tanto Alexz como Sebastián parecían tan preocupados o más que la propia Nadine. Obviamente, todos lo habían pensado, pero aún les quedaba tiempo para meditarlo... ¿Por qué les quedaba, no?

— El Sr.Nazca ha estado hablando sobre que es muy probable de que los hijos suelan seguir los pasos de sus padres, que por más que no lo deseen es inevitable. Sé lo que fueron los míos, y no quiero seguir sus pasos.

—Y no los seguirás, Dine. Estoy seguro que a lo que se refería era a más que nada las adicciones, a la forma de pensar cuando no se tiene un apoyo. Hace años que no vemos a nuestros padres, las posibilidades de que sigamos sus pasos son una en un millón...

El silencio reino la habitación. Sebastián abrió la boca varias veces para agregar algo, pero la verdad era que no sabía muy bien que decir. A él también le aterraba terminar como sus padres, pero estaba seguro que no sucedería... O, al menos, él se esforzaría en no caer. No descartaba la posibilidad de algún día usar el alcohol para escapar de los problemas, porque de hecho, ya se refugiaba en esa excusa para escaparse del Internado los días que se anunciaban fiestas.

Pero todos eran distintos, personas con valores, no tenían porque seguir los erroneos pasos de sus padres. Quizás, sí, no deberían soñar demasiado con el hecho de llegar a ser grandes empresarios, pero sí podían soñar con una familia y un salario minímo. Futuro tenían.

Aún así, el ambiente quedo tenso, las cartas se perdieron en un juego de hacía mucho tiempo, las risas parecía ser un vals del siglo XVII, y la diversión algo ajeno.

Un sábado, un fin de semana que podría haber estado lleno de risas, juegos y bromas...Un sábado que se había convertido en una junta de reflexión, de dolor, de pensamientos temerosos y de sueños rotos.

LuchyFranco.

domingo, 15 de mayo de 2011

Días


Pasado, Sebastián un año antes de entrar al psiquiátrico.

Día gris, húmedo, amargo, deprimente. Hora desconocida, día perdido, año olvidado. Sebastián había perdido la noción del tiempo desde su partida inesperada del internado. Quizás era primavera, hasta quizás había un sol maravilloso iluminando el pueblo y podía se uno de los días más hermosos del año. Quizás, muchos quizás que Sebastián no tenía en cuento y no tenía planeado hacerlo.

Había pensado, después de muchos años de internado, que jamás volvería a ser tan miserable. Su infancia no había sido la más dulce, pero en esos momentos se sentía muchísimo peor que cuando era pequeño. Ahora, viviendo en una pensión de segunda clase, en el medio de un barrio nada recomendable, Sebastián había intentado contactar con su madre…

… Su madre, una mujer desaparecida del mundo, perdida en el Universo, inexistente para todos los seres humanos normales. Lo había intentado todo, pero nadie parecía jamás haber visto una mujer cuyas descripciones coincidieran con el recuerdo que tenía de su madre.

En realidad, a Sebastián jamás le había importado demasiado que su madre se olvidara de él. Pero no le había importado porque contaba con el apoyo del internado, de sus profesores, de sus amigos… Eran otros tiempos, otras épocas que parecían haber pasado hacía mucho tiempo y lo cierto era que solo habían pasado un par de días.

Días grises, oscuros, duros, desolados. Días largos. Días eternos de sufrimiento. Días que esperaba borrar de su memoria para siempre, olvidarlos y enterrarlos. Días que presumiría como pesadillas, jamás haberlos vivido. Días que formarían los recuerdos de nadie.


Código: 1105169227325

LuchyFranco

viernes, 13 de mayo de 2011

miércoles, 11 de mayo de 2011

Tiempos.


"Sienta bien pensar en el pasado, cuando el futuro da miedo"

-Federico Moccia.

Sebastian había ocultado su infancia, desde que había salido de ella, en un rincón oscuro y olvidado de su mente. Se había esforzado demasiado en jamás dejar relucir sus penas pasadas, olvidar los daños y los errores, las tragedias y las violencias. Y lo había logrado, se le había dado muy bien.

Era verdad que en el internado no era niño más popular o el que gozaba con mayor cantidad de amigos, él se limitaba a un pequeño grupo de personas fieles y de buen corazón según su juicio. Y, entre ese grupo reducido, aún eran menos los que conocían algunos rasgos de su pasado. Se había mostrado fuerte, había olvidado lo malo y solo rescataba lo seguro...

...Pero cuando ya no queda nada bueno, recurrió a lo malo. Ahora, sólo, sin nadie ni nada, Sebastian no podía dejar de mirar atrás, de recordar los gritos y los maltratos de su madre, como así tampoco la muerte de la única persona que lo había amado: su abuela.

Estaba a punto de cumplir un año de su huida inesperada y estúpida del internado. Podría haber vuelto hacía tiempo, pero su orgullo no lo había dejado. Había vivido demasiadas humillaciones como para tener que bajar el mentón y volver a mirar a Nadine a la cara. Sí, a ella se reducía todo. No le importaban las demás personas, no sus otros amigos, no los profesores, no los empleados. Sólo ella, no quería regresar para tener que ver la lastima en sus ojos, la compasión por no sentir lo mismo que él por ella.

Sebastian, más que nadie quizás, sabía lo cruel que podía ser la vida, lo dura que resultaba más aún cuando había que enfrentarlo sólo. Él siempre lo había estado, ahora más que nunca. No le gustaba, no entendía como podía sobrevivir a tantas caídas... En todas se lastimaba, pero ninguna lo mataba, y a veces, deseaba tanto que eso sucediera.

Mirar al pasado en esos momentos duros no era su mejor plan para enfrentar el futuro, pero es que tenía tanto miedo... Un miedo que no era sano, que lo estaba consumiendo, que lo estaba atando a sueños desastrosos. Un año atrás podría a ver pensado que sería una persona con un futuro, quizás no como un abogado, pero sí con un trabajo estable, una familia esperándolo en su casa al final del día. Ahora ya no tenía esperanzas, no tenía ganas de soñar con cosas que jamás le sucederían.

El pasado era lo seguro, pensar en él lo mantenía cuerdo. El futuro era demasiado incierto, y el presente tenebroso. Nada bueno parecía esperarle, por lo que se refugió en lo único que podría hacerlo dormir esa noche helada de Agosto...

— Abuela, ¡Abuela! ¿Qué crees que seré de grande?

— No lo sé, cariño, serás lo que tu quieras... Siempre que mires al futuro con valentía y olvides al pasado con cobardía.

Código: 1105119190259
Luchy Franco.

viernes, 29 de abril de 2011

Siempre estarás ahí.


Donde quieras que vayas,

Donde quieras que te encuentres

Quiero que sepas que siempre estaré ahí,

A tu lado para hacerte feliz.

Pueden pasar días, años y quizás décadas.

Pueden pasar cosas, demasiadas.

Puede que no nos vemos más,

Pero siempre tendrás un lugar en mi corazón.

Hay cosas que el tiempo no puede cambiar,

Hay cosas que las bombas no pueden destruir,

Hay muchas cosas que pasan,

Demasiadas, y todas te tengo presente por siempre.

Cambian los lugares, las personas,

Cambian los sentimientos, la vida…

Pero las memorias siempre serán parte de nosotros,

Mañana y ayer, jamás se borran de nuestra mente.

Siempre serás una parte de mí,

No importa donde vayas,

No importa donde yo este,

No importará nada, sí en tu corazón siempre estoy yo.

Código: 1104309095282

Luchy Franco

miércoles, 27 de abril de 2011

Duele


Hay miedos que sirven para dar excusas a esconder los verdaderos sentimientos. Hay miedos que no te dejan disfrutar del presenta y vivir encerrado siempre en el pasado. Miedos, hay muchos miedos.

Pero hay miedos que lastiman, que duelen, que hieren en el corazón y lo hacen sangrar más de lo que debería. Hay miedos que progresivamente matan.

Miedos a no dejar de sufrir, miedos a ser invisibles, miedos a perder el contacto con el pasado, miedos a enfrentar el presente. Pero el miedo que más daña, es el miedo de querer.

Amar, querer, adorar. El miedo a los sentimientos, a esconderlos y darlos, a recibirlos. Es el mayor miedo que las personas tienen, porque es el que más duele. Duele querer tanto a alguien hasta el punto de poder morir por él, duele la necesidad de querer estar con él todo el día. Duelen muchas cosas. Pero tampoco ese es el mayor miedo, el miedo mayor es al dolor que se puede sentir por la traición, por perder a esa persona y que los sentimientos queden estancados en el interior sin un receptor.

Dolor, miedo. Miedo a que duela. Porque sí, duele... Duele mucho. En ocasiones se pierde las ganas de volver a querer, de tener ganas de seguir con vida. En otras se supera, pero ambas tienen en común el proceso del medio. Del dolor nadie se salva. Al menos no cuando se habla de sentimientos, entonces es cuando se puede asegurar que duele, dolerá y dolió. Siempre será así, pero el miedo se pierde... con el tiempo, solo queda el dolor.

Luchy Franco
Código: 1104289081978

martes, 19 de abril de 2011

Noches


Noche. Noche encantada. Noche dolorosa. Noche insensata, mágica y loca. Y luego mas noche. Noche que parece no acabar nunca. Noche que, sin embargo, a veces pasa demasiado rápido.

-Federico Moccia.- Perdona, si te llamo amor.

jueves, 14 de abril de 2011

Wherever You Go


Donde sea que tu vayasa, donde las olas no te alcancen y las lluvias escasean.

Donde sea que tu te escondas, corras y duermas, allí estaré sí me quieres a tu lado.

Por siempre y, quizás, también para siempre. Podré seguir tu ritmo como sea, no importan los obstaculos que pongas en el camino, ni con cuantas piedras tropiece...

...Yo te seguiré a donde sea, cuando sea y como sea.
Luchy Franco.

martes, 12 de abril de 2011

Juego de Azar


"El secreto tras una victoria consiste en no volver a jugar. Hay que saber levantarse de la mesa en el momento oportuno. "
Federico Moccia

Y miras a lo lejos como se pierde en el abismo. Lloras por esas palabras que te hirieron, pero que jamás se dijeron.

Te duele, el silencio de los sentimientos a las altas horas de la noche. Te arrepientes de las noches en vela bajo sus sabanas.


Aún así, no dejas de seguirle el paso, aunque ahora solo sea una imagen borrosa, indefinida a la distancia. Incluso podría ser cualquier otra persona, no puedes asegurarlo. Pero crees saber quien es, crees que lo puedes reconocer en cualquier lado y situación. Sabes quien es.


Aunque la oscuridad haya invadido las calles, aunque la lluvia te haga temblar de frío y aunque el viento te arrastre sin un destino, no quieres irte de allí. Deseas, pides al cielo, ruegas al mundo, que él se apiade de tí y vaya a por ti como siempre lo había hecho. Suplicas y hasta te humillas, pero él no vuelve... Y muy dentro tuyo, entiendes que jamás volverá.


Derrotada, dando lastima por las calles que alguna vez fueron iluminadas por tu luz, te quedas allí aovillada, queriendo que la tierra te trague o que el cielo te pida en prestamo por un tiempo. Crees que no sientes nada, pero lo cierto es que el dolor se ha hecho tan grande que es una emoción común para tu cuerpo.


Debes admitirlo, es ahora cuando debes entender lo que sucedió. Pudiste levantarte con grandeza, pudiste salir de la situación como una Lady cuando fue el momento, pero lo dejaste pasar y él, que tonto no es, lo aprovecho y te aplasto. Es tu culpa, de nadie más. No de él, no de los hechos, no del trabajo, no de la familia.

Tuya, tuya, tuya, tuya, tuya. Tuya. Simplemente, tuya. Porque pudiste, pudiste salir sin problemas, pero no supiste hacerlo y ahora pagas las consecuencias.


Luchy Franco.

domingo, 27 de marzo de 2011

Tre Metri Sopre Il Cielo


Regresare alguna vez arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar. Ahí, donde todo parece bello. Y en ese mismo instante cuando sé lo pregunta, ya sé la respuesta.

Volar es Sencillo


De lejos solía verte, allí en medio del césped abrazando tus piernas y recordando viejos tiempos. Recuerdo como me gustaba imitarte, sentarme a tu lado sin hablarte, sin siquiera conocernos, y dejar que mi mente viajará lejos de la realidad.

Ahora entiendo, quizás más me doy cuenta, que jamás me dejaba ir. Siempre estaba deseando poder acariciar tus suaves largos cabellos color miel, mirarte y dejarme perder en ese mar que eran tus ojos; deseaba tenerte en mis brazos y sostenerte hasta el fin de los tiempos. Pero nunca lo supiste, nunca notaste mis intenciones verdaderas y no estoy seguro si debo de agradecer por ello.

Pero ahora los tiempos son distintos. Maduramos, crecimos, cambiamos. No solo nosotros sino que el entorno, aunque algunas cosas permanecen en la rutina. Puede que continué encaprichado contigo, pero ya no es lo mismo. Antes deseaba pedir tu numero de teléfono, hablar contigo y que llegáramos a conocernos lo suficiente para que me llevarás a volar a tu lado. Cambiamos, todo dio un giro. Eres tu quien se viene a sentar a mi lado en estos momentos, eres tu la que me mira cuando mi mente vuela, eres tu la que desea saber mi nombre.

Todo se ha complicado, ¿No es así? Fue duro para mí y ahora lo es para ti; pero no hay nada que pueda hacer, no estamos destinados a estar juntos, solo a dejarnos volar el uno al lado del otro, en un plaza, como si fuéramos amigos de sueños. Amigos de aventuras que, quizás, jamás se cumplirán.

Luchy Franco
Código: 1011287956712

sábado, 26 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

Jolene


And I cannot compete with you, Jolene

.

Jolene, Dolly Parton.

.

.

Jolene. Jolene. Jolene.

De traje oscuro, ceñido al cuerpo y de cuero. Con piel afuera, demasiado maquillaje, y su cabellera suelta. Jolene. Jolene, una mujer como ninguna. Diosa como ella sola, con movimientos al caminar que solo una experta puede llevar.

Jolene. Una mujer que vive de la fiesta en la noche y la seriedad de día. Que a cualquier tipo de hombre atrapa con su andar, con su personalidad y con sus contra partes. Aunque de día sería es, no deja a nadie fuera de su red.

Ella, de traje oscuro, de día es una mujer de negocios y de noche un minón para el oporto. Jamás desperdicia una buena oportunidad. No hay día, noche, en donde hombres por su cama no pasen. Le gusta disfrutar con la mejor calidad de sexo, sin perderse de ningún placer, jadeando y gozando hasta que el cansancio la termine de matar.

No tiene muchos pretextos en cuanto a hombres. Las reglas son básicas, y no se basa mucho en los códigos. Es simple, tienen que tener dinero, buena porte, buenos en la cama y bien dotados. No deben haber sentimientos de por medio, más que el mutuo goze de un buen sexo.

Jolene. Jolene, es capas de arruinar una amistad por un buen polvo de un par de horas. Jolene, es una mujer sola en cuanto a familia y amistad, pero eso no quiere decir que viva mal. Con la cantidad de hombres que tiene, no necesita más. Algunos solo para las sabanas sirven y otros ponen su hombro para que ella lo moje.

Jolene. Jamás se vera nadie como ella, es sin igual, dulce y buena por fuera, pero una mujer apasionada y maldecida por el diablo por dentro.

Jolene, Jolene, Jolene, Jolene. Jamás, por nada del mundo, le presentes un hombre importante para ti. Por que ella puede sacártelo, arruinarte, y no dudará dos veces en hacer acción de sus poderes.

Luchy Franco
Código: 1103268816112


jueves, 24 de marzo de 2011

Gretel


Una mujer puede darlo todo con una sonrisa y recuperarlo todo con una lágrima.

Gabrielle Coco Chanel.

.

A Gretel siempre le habían gustado los desafíos, buscar las cosas complicadas hasta que se hicieran fáciles y perdieran su encanto. Generalmente, disfrutaba conquistando hombres que le quedarán grandes, y cuando se ajustaban a su medida o inclusa se hacían más pequeños, ella los dejaba.

Gretel había sido, desde que tenía memoria, una mujer despiadada en algunos sentidos, amante de los juegos de azar y enemiga de lo dulce. Gretel, a pesar de ser una mujer muy inteligente, no siempre usaba bien sus dotes. Sus rizos dorados, sus ojos cálidos y su sonrisa de inocente, podrían haber estado destinado a un buen uso y no para jugar con centenares de hombres, y muchas veces, por qué no, con mujeres también.

Pero un día el juego dejo de ser divertido, se dio cuenta de que el camino que había marcado con migas de pan estaba siendo reemplazado por las migas de otra persona. A Gretel dejó de darle gracia toda esa situación y comprendió que su corazón empezaba a ser de algodón.

Las cosas un día cambiaron, el juego desalmado ya no estaba sobre la mesa y frente a Gretel las puertas se abrían. Se olvidó de su juramento, y con una sonrisa fue directo hacía el infierno. En aquél hombre encontró lo que jamás creyó, pues en un pozo cayó al comprender que lo que sintió fue amor.

Al principio Gretel pensó que con él todo sería igual, que el camino lo marcaba solo ella y que el juego estaba todavía en su poder. Pero pasó el tiempo, demasiado tiempo, y finalmente comprendió que le juego término.

Hansel era para ella muchas cosas resueltas en un mismo envase. Algo ingenuo cuando estaban juntos, pero un hombre bondadoso y apasionado en el fondo. Gretel dejó de un día para otro de planear el mundo y perdiéndose en el bosque con su mano tomando la de él, se arriesgo a lo que quizás no podía nunca llegar a ser.

Gretel fue feliz durante un corto periodo, le gustaba lo que él le hacía sentir, le encantaba como Hansel lo daba todo por ella y como con una simple sonrisa él ya se creía resuelto. Fueron largas experiencias en poco tiempo, muchas cosas se arriesgaron más ella de en eso no pensaba. Solo disfrutaba de estar a su lado, de dejarse complacer y de disfrutar de la vida.

Pero a medida de que la relación fue avanzando, a medida que Gretel comenzaba a quedarse ciega como Hansel y donde las semillas en el camino se habían perdido, ella comprendió que no tenían futuro. Tardo, tardo su tiempo en armarse de valor y convencerse de que él debía ser un juego más.

Gretel lloró más veces de las que sonrió, quizás sí se había enamorado, más ella había jurado jamás caer en tal pecado. No podía, no quería. Sabía lo que significaba para ella enamorarse de un hombre, sabía los riesgos que corría, sabía lo que perdía. Y de repente, Hansel no le era suficiente para tantas perdidas.

Un día, escuchando en su mente una voz lejana que la llamaba, Gretel empaco cuando él no espiaba. Le dolía en el alma y su corazón se cuajaba, pero era necesario, él no comprendía el error que estaban pasando.

Mientras se internaba en el bosque, deshecha y desamparada, Gretel intentaba convencerse de que la elección había sido la correcta. Por las mañana ella volvió a sus andadas, pensando que de ese modo Hansel desaparecería de su mente; pero tristemente así no era, y por las noches lloraba desgarrada.

Una sonrisa y diez mil lágrimas, así ella pagaba. Ya no le importaba perderse en su juego, ya no se gastaba en marcar su camino para no dejarse vencer; pues muy dentro de su pecho, ella ya había sido derrotada.

Una noche dejó a su nuevo amante en aquel bar que acostumbraba visitar, abrazando su cuerpo y recordando viejos momentos, Gretel lloró en medio del bosque. En medio del laberinto se encontró, pero no le importó, tampoco pensó en las consecuencias.

A lo lejos distinguió esa casa de colores que sabía que jamás debería entrar, pero la dudo ahora se encontraba dentro de ella y el dolor pensaba más que su cabeza. Extrañaba a Hansel, pero debía admitir que él había sido un juego más como todos los demás. Quizás había dejado que el corazón se saliera de su lugar, pero no podía dejarse caer por un simple hombre que alguna vez fue.

Indecisa y sin saber que rumbo podía tomar, Gretel se sentó en medio del laberinto y su vista fijó en aquella casa malvada. Casi de madrugada su corazón se detuvo cuando se dio cuento de quien era la persona que golpeaba la puerta. Abrió los ojos, y desde lejos disntiguió, que Hansel ciego se volvió. Aunque grito que aquel lugar era la perdición, pareció que nadie la escucho, y cuando corrió hasta allí ya tarde se volvió. La puerta en sus narices se cerro, y Hansel del otro lado se quedo.

Gretel, odiando su mente y dejando morir su corazón, golpeó la puerta de aquella casa de colores brillantes y lloró suplicando por el perdón. Pero para cuando la puerta fue abierta, Gretel se dio cuenta de que Hansel ya no estaba allí adentro, que la bruja ya se había deshecho de la basura.

Miró desde su lugar, arrodillada en el suelo, a aquella mujer que por fuera era tan hermosa como ella y por dentro tan podrida como una manzana vencida. Aunque le suplicó, se arrodillo y se humillo, la bruja ya nada podía hacer. Entonces, la bruja dos opciones le dio:

Podía marcharse y continuar la vida con desdicha, lastimando hombres y jugando a ser zorra. O, bien, podía admitir su error y pagar por este como era debido.

Gretel no sabía que hacer, negar que no le gustaba su juego sería absurdo, ya que antes de Hasel ella disfrutaba y se reía con lo que hacía. Pero después de Hansel, las cosas habían cambiado y ya no reía con la simpleza que antes le causaba el juego. Estaba en un dilema, podría obtener la primera opción y tratar de superar con el tiempo su fracaso con el amor, para volver a sus andadas…

…Pero Gretel de estúpida no tenía nada, sabía que eso no pasaría, que jamás lo superaría. Aunque muchos hombres por su cama pasarían, ninguno igualaría lo que Hansel le hacía sentir cuando en sus brazos la había sostenido.

Y sin mirar a la bruja su decisión tomó. Gretel lloró, pero al mismo tiempo sonrió. Quizás era lo mejor, quizás la bruja le estaría haciendo un favor…

Luchy Franco

Código: 1101108231262


"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte."



Agudos en Nuestras Voces


Prometimos ser muchas cosas en un futuro. Prometimos amarnos eternamente, pasar noches enteras en vela enredados entre sabanas sudadas. Juramos y planeamos un futuro juntos, donde todo sería perfecto y nada en el mundo lo destruiría.

Prometimos jamás hacernos daño. Pero todas fueron peleas absurdas, sin sentido, sin pasión, sin sustento. Me costó amarte, y a ti no te costó nada destruir mi corazón. Eras mi principie, ese héroe increíble de las películas románticas. No importaba como fueras físicamente, ante mis ojos eras totalmente perfecto hasta vestido con harapos.

Prometimos. Prometimos tantas cosas que ya perdí la voz. No puedo contarlas con los dedos, no puedo hablarlas. Fue un derroche de saliva, de pensamiento, de voz...

Todo comenzó como cualquier otro error. Primero gritos, luego los llantos, a veces uno que otro golpe, el dolor, los engaños. Pero después no me importaba perdonarte; parecía, muy en mi interior, que me gustaba como dolía. Me deje consumir por las llamas, llegue a hacerme cenizas y aún así no dejaba de sufrir.

Pude alejarme de ti, Dios sabe que tuve la oportunidad, más de una vez. Pero, en cierto modo me gustaba, me gustaba que me lastimarás, que a pesar de todos los daños a ti también te gustará estar a mi lado.

Se hizo enfermizo, la relación simplemente era humo, pero seguía gustándome quemarme contigo, llorar por amor y golpearte hasta herir mis manos. Me gustaba todo, con total de seguir juntos. Pero me estaba destruyendo, ya estaban barriendo mis cenizas y no lo sentía.

Eramos jóvenes, sí. Estúpidos, también. Pero ya no, y aún así, sigo aquí; sufriendo por las promesas jamás cumplidas, por el dolor de mi corazón, por pensar que podía haber aspirado un futuro mejor...

Pero, eso no es cierto. Es enfermizo, es cansador, es una constante lucha de gritos y golpes, de sexo y alcohol. Pero es la vida que elegí, la que forme y la única en la que me aseguro que siempre estes junto a mi.

Luchy Franco.

Código: 1103258807793

miércoles, 23 de marzo de 2011

Hansel


Hansel

.



Cuando un ciego llora, ¡Dios mío!, tu sabes que lo siente desde el fondo de su alma.

Deep Purple

.

.

Un hombre es ciego de muchas formas; ciego en bondad, en maldad, en esperanza, en entereza.

Un hombre es despistado en muchas formas, por eso suelen dejar siempre un camino de semillas. A veces marcan distintos caminos; algunos del alma, otros del amor, otros de la codicia y la lujuria.

Un hombre es demasiadas cosas envasadas en un mismo producto. Un conjunto de imperfecciones que buscan llegar a lo perfecto.

Hansel siempre se había considerado de esa forma, un conjunto de fallas que frente a los ojos de otra persona era totalmente genial. Se enorgullecía de eso, de su engaño ingenuo. No lo hacía apropósito, ni mucho menos, él simplemente mostraba lo que quería cuando le convenía y ella, cayendo en la red, veía lo que le mostraban sin revisar en el pasado.

Diariamente, él solía recordar como su vida había cambiado de rumbo al conocerla a ella y se había adentrado al bosque oscuro sin sus semillas. Se había arriesgado a perderse, a caer en la puerta equivocada y jamás poder hallar lo que tanto deseaba. Pero las cosas, para su suerte, habían salido bien y no se había perdido.

Un hombre puede ser demasiado inseguro en su camino, solo sí se le da motivos para ello. Hansel no los tenía, para nada. Como vulgarmente se diría, él había tenido la vida fácil, no había excusas para que sintiera miedo al arriesgarse a lo desconocido.

Así lo hizo, Hansel encontró a Gretel en ese bosque sin salida. Por un tiempo, todo fue genial. Empezaron como fieles amigos y terminaron como amantes en la cama. Tenían su ritmo, su camino, su tiempo. Eran tal para cual, almas gemelas, medias naranjas...

Pero no iba a funcionar mucho más y ella se dio cuenta de eso mucho antes que Hansel. Él se volvió un hombre ciego cuando estaba a su lado, un hombre que podía caminar por la cuerda floja con los ojos cerrados siempre y cuando ella caminará a su lado. Pero las cosas no debían funcionar de esa forma, las relaciones debían ser de a dos y no de una sola persona.

Una mañana él sólo se dio cuenta que había sido un error salir de casa sin semillas; para ese momento, ya era demasiado tarde. Estaba perdido, desamparado en un bosque desierto y muerto. Los cantos de los pájaros se convirtieron en llamados de los cuervos y los altos árboles en madera vieja.

Hansel la esperó mucho tiempo, lloró su partida y deseo que regresará. La necesitaba, sin ella no era nada. Pero no sabía como buscarla, no tenía una guía que marcará su camino.

Un hombre ciego y llorando, es una historia triste. Hansel se pasaba los días tirando en el suelo, llorando y borracho. Nadie lo ayudaba, nadie lo encontraba. El bosque pronto se convirtió en un laberinto sin salida, y sí se tomaba la dirección equivocada no se llegaría a nada bueno.

El mundo había perdido su color y su pasión, Hansel estaba ciego y ya no era de amor. El dolor le quitaba los sentidos, la decepción su fuerza y el abandono el alma. Para él, el final había llegado demasiado rápido ¿Debía rendirse? No, por supuesto que no.

Ciego, con el corazón en una mano y las semillas en el otro, Hansel corrió y la busco por todos lados. Grito su nombre y lo lloró, incluso siendo ateo le pidió a Dios un deseo; pero nada sucedió.

Desde lejos las semillas habían sido comidas por los cuervos; pero eso no importaba desde que él era ciego y no podía verlas. Quizás lo había hecho por costumbre o, quizás, para que ella lo encontrará a él. Y cuanto más esperó, a su destino final llego.

Una casa de colores en medio de un bosque muerto no podía ser una buena señal, Hansel al no distinguir los colores no lo supo. Entró y pidió socorro por su vida, pidió que se la devolvieran en cuanto se pudiera.

Pero las brujas siempre fueron como en los cuentos: celosas, malvadas y vengadoras. Una mujer despreciable, sin un apise de corazón, era quien habitaba esa mansión.

Tarde fue cuando comprendió que en vano había esperado junto a la puerta, que muy tonto había sido al creer que lo habían abandonado en la cama... Muy tarde, demasiado, fue cuando comprendió que jamás lo habían querido dejar, sino que la habían obligado plantarlo.

Un hombre ciego, sobre todas las cosas es ingenuo, es bueno y bondadoso, pero quizás en exceso.

Un hombre como Hansel, siempre es sincero y muestra sus sentimientos. Un hombre así no comprende como los demás no compartan esas cualidades.

Un hombre ciego y enamorado, es un hombre que lo pierde todo sin notarlo.

Luchy Franco.

Código: 1012218109467

lunes, 21 de marzo de 2011

Desilusión



Cuando piensas que todo es complicado, cuando las cosas ya no pueden ser peores... Claramente, empeoran.

Mujer, dieciocho años, clase media, caprichosa, histeria, con altas aspiraciones. Con una vida que se la podría definir como estable, más allá de los problemas. Bonita, sin mucha gracias, pero tampoco fea. Enamorada, con amigos, padres, hermano y un perro.

Una mujer que a simple vista no parece tener ningún problema importantes. Y podría ser así, sí ella no los buscará.

Bulimica por excelencia, a veces incluso anorexica. Adicta al cigarrillo, pero con miedo a las drogas. De noche una borracha sin filtros, de día una nena de papá. Bipolar a veces, con sus altibajos como cualquier mujer en sus días.

Pero a pesar de su fase hipócrita y superficial, es una persona con ganas de superar al mundo, de aspiraciones altas y que quiere aprender. Pero, hasta el momento no se había dado cuenta de lo difícil que era ese sueño.

Aprender se convirtió en un imposible, no parecía saber estudiar. Y, quizás, así era. Jamás lo había hecho realmente, lo que aprendía eran solo cosas que le gustaban y las demás era un poco de verso profesional para sacárselas de encima. Pero, ahora en donde la secundaria se había quedado en el olvido, las cosas se complicaron. Debía aprender, aunque no le gustará qué, y más que complicado se volvió meter en su mente conocimientos estrictos que jamás quiso entender.

Ahora era cuando entendía porque siempre le habían recomendado que siguiera sus sueños, la carrera que quisiera y no la que le impusieran. Ahora, era cuando se daba cuenta que el saber no era una ciencia fácil, sino que había que trabajarla.

Desilusión sintió, demasiada, quizás más que en toda su vida. Los demás problemas no eran nada comparados con el dolor en el pecho que se sentía al fracasar una y otra vez. Lo estaba pasando mal, estudiando día y noche sin descanso, dejando de ver a sus amigos y olvidándose por completo de sus sueños. Pero, el problema no sería ese si aprobará, porque al menos habría valido la pena. El problema residía en que el esfuerzo que estaba haciendo no estaba sirviendo ni mucho menos. Estaba dejando todo de lado para luego desaprobar continuamente.

Ahí fue cuando se dio cuenta que en su vida, jamás había tenido verdaderos obstáculos con el saber y, por eso mismo, no sabía como superarlos. Lo único que sabía hacer era sufrir por su incapacidad, por no poder aprobar como los demás, por no poder pensar y por tener que estudiar una carrera que no desea y que solo le proponía un futuro seguro.

¡Al diablo con el futuro! No estaba dispuesta a desperdiciar cinco años de su vida en algo que no le gustaba y la hacía sufrir, quería plantarse al mundo y seguir sus sueños como debería haber hecho en un principio. Pero era terca, demasiado, y ahora se había propuesto sufrir y pasar, pero sabía que no lo lograría... Al menos, no si seguía dejando de lado sus ideales para reemplazarlos por unos que no eran suyos y que jamás le pertenecerían.

Luchy Franco.

Código: 1103228781764

domingo, 9 de enero de 2011

Mundos


Para Sebastian era complicado quedarse un día sin hacer nada, los médicos le habían regalado un día libre. Un día sin médicos, sin medicinas, sin actividades. Un día de libertad. Quizás, para una persona menos activa, la idea le habría fascinado; pero Sebastian no tenía ningún deseo de quedarse tirado en la cama boca arriba admirando las grietas del techo.

El jardín, un lugar descampado que pocos pacientes tenían la libertad de disfrutar sin seguridad. Por suerte, él era uno de ellos. Con su cuaderno de vida bajo el brazo, busco el perfecto árbol para poder derrumbarse bajo de él y disfrutar de su lectura. No fue complicada la búsqueda, y pronto su espalda estaba apoyada en el tronco de un árbol de cerezos.

Un día precioso, primaveral con un cálido sol iluminando las distintas flores que decoraban el mullido césped. Un paisaje hermoso que nadie creería que perteneciera a una clínica psiquiátrica.

Sebastian abrió su cuaderno en la última página que había escrito, tomo la lapicera que siempre estaba atada a ese cuaderno, y pensó. Pensó en muchas cosas, pero no se decidió a escribir hasta ver una mariposa volar sobre él, con sus alas multicolores y su vuelo en zing zang.

Cuantos mundos diferentes ¿No?, Sebastian comenzó a meditar, los cinco reinos tenían su encanto, pero solo uno era el que él adoraba.

El de los insectos, el de los bichos que volaban y gozaban de libertad para poder apreciar todos los reinos de la naturaleza. Aquellos, que a pesar de vivir poco, disfrutaban la vida como ningún otro.