sábado, 12 de junio de 2010

Try


Se intenta.

Uno intenta que las cosas salgan bien.

Uno intenta encontrar la felicidad.

¿Y por qué si le ponemos tanto esmero, nunca lo conseguimos?

Siempre, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado esa sensación de que algo va a pasar... De que, aunque todo sea perfecto, algo lo arruinara.

¿Por qué? ¿Qué gana el destino con tanta crueldad? ¿Qué gana llenándonos de dolor?

Son simples mentiras, pequeñas, blancas, que juegan a ser posibles. Creemos en ellas ingenuamente, nos olvidamos del mundo en el que vivimos. Nos olvidamos de todo cuando las cosas están bien...

...pero nada es eterno, y cuando creemos que al fin logramos la meta, algo estalla y deshecha todos nuestros sueños.

Nos quita cosas valiosas, a cambio de pocas cosas. El preció que pide es demasiado alto, y aunque no siempre estemos dispuesto a pagarlo, no se preocupa.

El destino toma, no pide...

Luchy Franco

martes, 1 de junio de 2010

The Third Temptation Of París

Sagrado y Profanado es nuestro amor hasta la muerte....

Mancharon con sangre sobre la tinta fresca del papel, buscaron arruinar mi arte. Testimonios sin fundamentos, relatos de crímenes no echos. ¿Quién podría, entonces, arruinarlo? La vida es un misterio, lo extraño es algo cotidiano el día de hoy. No sé que decir, no puedo defenderme sin pruebas.

Lo veo todo pasar por mí mente, sé que esta sucediendo pero no sé el lugar exacto. Retazos de crímenes visualizo, pasadillos escondidos, cuerpos tendidos sin respiro, sangre inocente derramada como agua. ¿Es qué nadie puede ver lo que yo? Es claro que no, nadie entiende lo que es cargar con el peso del mundo ¿Yo lo hago? Sé que lo intento, pero no puedo ser parcial.

Soy una asesina como tantos otros, soy un ser de las sombras que sobrevive a la locura por medio de hojas amarillentas y tinta negra. Me gusta disfrutar del temor ajeno, aquel que hace que el cuerpo timbre y los ojos se ahoguen. Disfruto de mi dolor encerrado en cajas. No soy masoquista, soy realista. Pensar que todo esta bien y que la felicidad es lo que me depara el destino, es un delito como cualquier otro.

Creí en Dios, pero me decepciono. Creí en los ángeles, pero me abandonaron. Creí en un ser superior, pero me aplasto. Y no sé que más hacer, el ser humano tiene la necesidad de creer en algo mayor a él, de buscar una fe que lo complete ¿Pero cuando todos te dejan de lado y destruyen tu alma? ¿En qué creo? Y allí es donde comienza mi filosofía barata, donde tengo que inclinarme sobre lo que primero que crea mi mente antes de caer en una locura absoluta.

El papel es ese filtrador de penurias, mi ser supremo, mi realidad alternativa. En él puedo crear mi mundo mágico y nadie juzgará de ello. Dejo a Aquiles, a Zeus, a Atenas de lado y creo a mis propios dioses; seres que no son perfectos, que quizás son más defectuosos de lo que soy yo, pero reales. Puedes creer en ellos con simpleza porque es fácil compararlo con el hombre actual. Pecador, lujurioso, codicioso. Defectos que según otros son dones.

Pero estoy sola, mi mente es incomprendida por la sociedad y he tenido que recurrir a mi demencia para sobrevivir, aunque me esmero en huir de ella ¿Pero qué me queda? ¿Una soledad oculta? No, me queda el papel y la tinta, mis fieles compañeros... Ellos que nunca me abandonarán por más que lo deseen.

Ilumino la sala con velas, las penumbras no me llenan. Rituales sin especies, sin oraciones. Solo mi mente, mi papel y yo. Nadie más, nada más.

Se termina la noche y deseo que ello no suceda, no quiero enfrentarme al nuevo día. No quiero, no puedo, volver a ver aquellas paredes blancas que tanto me enloquecen, no quiero dejar el papel, no quiero dejar mis pensamientos de lado para mezclarme con los demás. Pero lo más importante, no quiero cargar con los crímenes de los demás ¿Es que no es suficiente ya con mis pecados?

Nadie me comprende, todos creen que estoy loca, que no hay sentido en mis palabras ¿Realmente es verdad? ¡Ignorante ingenuos! Creen que podrán sacar a delante lo que no tiene solución, que buscando la salvación remediaren sus pecados. No es así, jamás lo fue. Nadie nos perdona, estamos condenados al fracaso. El ser humano lo es ¿Sino para qué creer en Dios? Si fuéramos perfectos no necesitaríamos creer en alguien así, pero al ser imperfectos es indispensable para nosotros crear a alguien mejor, alguien que nos guié. ¡Por Jesús! Si ese ser nos guiara el mundo no sería lo que es: una basura sin recuperación.

No os contaré el final, porque creo que os sabéis. Es sencillo: nadie saldrá del pozo que cabo. Los crímenes que hemos hecho no se definen por mejores o peores, simplemente se envuelven en el mismo paquete. He matado, he pecado, he codiciado, he dejado que el mundo me arrastre con él. ¿Literalmente? Jamás se sabrá, ni yo lo sabré.

Porque todos sabemos que no existen los finales de cuentos.

Luchy Franco