lunes, 27 de diciembre de 2010

Un ángel llora


II- Espejismos

Nate había pasado por demasiadas cosas en poco tiempo. Ahora, que al fin era libre de volver a su hogar y tratar de rehacer su vida, no estaba seguro de cómo hacerlo. Algo le decía que las cosas no iban bien; y aunque Nate había salido ileso de la guerra, eso no significaba que otras cosas no hubieran salido heridas.

Cuando bajo del micro militar con su bolsa frente a la casa de sus padres, Nate ni siquiera se detuvo a pensar en que hacer, simplemente giro sobre sus talones y paró al primer taxi que se le cruzo. Fue un viaje incomodo, donde Nate no podía evitar estar ansioso por recibir en sus brazos el pequeño cuerpo de Behati. ¿Lo recibiría con los brazos abiertos? ¿Lo había esperado como había prometido? ¿Se habría arrepentido? Habían pasado mucho tiempo sin hablar, pero él no la había olvidado y esperaba que ella tampoco a él.

Al bajar del taxi su mirada se dirigió a la ventana del quinto piso, pero su corazón se oprimió al ver que no había nadie mirando por allí, y de hecho, todo se veía oscuro. Pero esa sensación no fue nada comparada con la que sintió al ver que la ambulancia se detenía en su edificio y que los médicos actuaban con rapidez subiendo las escaleras.

Nate entró en marcha, pasó a todos los médicos que se le podían cruzar en el camino, y cuando llego al quinto piso, deseo no haberlo hecho. La puerta del departamento estaba abierta y una mujer gritaba desde adentro, pero no era Behati él reconocería su voz en cualquier momento. Dejo caer su bolsa militar y entro en el departamento. Evito los recuerdos con sacrificio y se detuvo en seco cuando observo la escena que se presentaba ante sus ojos.

Ya nada volvería a hacer lo mismo. La mujer que gritaba era su vecina, que lloraba desconsolada junto a la cama. La cama. Nate no creía lo que había sobre la cama. Por unos minutos, los médicos no supieron a quien debían de atender: sí a Behati o a Nate que parecía haber dejado de respirar. Pero cuando reaccionó fue imposible hacerlo parar. Estaba totalmente descontrolado.

Nate tomó el cuerpo de Behati como sí ella aún estuviera con él. Le grito, la sacudió, la acarició, le lloró, le habló y estuvo a punto de golpearla para que despertará. Pero nada sucedió. Nate no hacía caso a lo que sus manos le decían, estaba fría y demasiado delgada; no sentía el pulso en la muñeca de ella. No sentía nada.

Contra la voluntad de Nate, los médicos logran quitársela de los brazos y con un cálido pésame, la colocan en una camilla y la cubren con una sabana blanca mientras la sacan del edificio. Nate no reacciona, otra vez. No sabe si correr tras ellos y hacerles ver que ella no podía morir, o simplemente dejarse vencer y sufrir en ese departamento del quinto piso.

No tubo que decidir, su vecina lo empujo, prácticamente, para que fuera tras la ambulancia. Nate no era consiente de sus movimientos, y cuando quiso darse cuenta estaba sentado en la parte trasera de la ambulancia viendo como los médicos intentaba encontrar un rastro de vida en el cuerpo de Behati.

En el hospital fue recibido por sus suegros, pero al parecer ellos no estaban tan sorprendidos por la muerte de su hija. Nate no soporto las charlas insulsas, los pésames sin sentimiento, las malas noticias, ni las palabras de consuelo que los médicos intentaban darle. Sólo pidió una cosa antes de irse del hospital:

“Del funeral de Behati me encargo yo. Nadie más, os llamaré cuando este listo”

No dio a tiempo a replicas por parte de sus suegros, no esperó una aceptación o negociación; simplemente dejó sus datos en el hospital, firmo el papeleo de la autopsia y se marcho.

El departamento del quinto piso no era lo mismo sin Behati, y Nate no podía acostumbrarse a esa realidad. Había soñado días enteros con este momento, con volver a estar mirando a la calle desde la ventana. Pero en todos los escenarios ninguno se asemejaba al de la realidad. En sus sueños Behati siempre estaba con vida, quizás en algunos no estaba a su lado, pero jamás muerta.

Nate no comprendía como después de todo lo que había pasado, después de sobrevivir a la guerra, de luchar contra su voluntad, de no comer y dormir durante días; aún tenía que pagar las cuentas. No le entraba en la cabeza que Behati ya no estuviera, miraba por la ventana esperando verla llegar del supermercado cargada de bolsas o entrando al departamento después de un cansador día de trabajo. La seguía esperando, no podía no hacerlo.

Pero Behati no regresaba, y Nate empezaba a enfurecerse. Gritó como loco por el departamento, la culpó a ella de no haber cumplido con su promesa de esperarlo, culpó a la muerte de habérsela quitado de una forma tan cruel, culpó al tiempo por no acompañarlo con su dolor. Destruyó fotografías, tazas, lanzó la ropa por todo el piso, estrello sillas contra la pared. En pocas palabras, Nate hizo que el departamento fuera una cueva de cavernícolas. Pero cuando todo eso no lo ayudo, finalmente cayó de rodillas y lloró. No suplico, no culpó, no hizo nada más que llorar la perdida.

Los días parecían no llegar, dormía en el piso, no era capaz de levantarse. Oía a lo lejos como llamaban a la puerta o su teléfono sonar, pero no quería escuchar, sólo quería que Behati regresara.

Nate siempre había sido un hombre de palabra, justo y honrado, y pensó en cosas que no formaban parte de su integridad, pero que podían hacer que su promesa se cumpliera. Unirse a ella sería lo más adecuado, había pensado. Pero a pesar de que Nate tenía mucho valor, no quería terminar como Romeo yaciendo inerte junto a su amante. Nate era mucho más hombre que eso; aún así la idea de morirse pasó más veces de las que debería.

Mientras pensaba en qué iba a hacer con su vida, se dedicó a preparar el funeral de Behati. Buscó el mejor cementerio privado, la mejor casa fúnebre, el mejor embalsamador, las mejores flores. Todo, todo lo mejor; y aún así, no se sentía bien. No le tomó tanto tiempo prepararlo como le habría justado, y cuando se dio cuenta ya estaba fijando una fecha para que la ceremonia se llevará a cabo.

Antes de arreglar todo, antes de que todos fueran a ver aquel cuerpo que alguna vez le perteneció a él y al alma de Behati, Nate decidió verlo. Las sensaciones fueron indescriptibles para él al ver el cuerpo. Parecía que realmente Behati seguía allí, dormida, pero él sabía que no era así; que solo era un cascarón que ya no tenía ningún rastro de lo que Behati alguna vez había sido.

El primer día de primavera, el funeral se llevo a cabo. Nate no asistió, no pudo, no quiso aún decir adiós. Y pasaron los meses, y las flores cambiaban sobre la tumbo de Behati, pero ninguna había sido puesta por él.

Nate renunció a la vida, no se mato ni murió, pero tampoco vivió. De día trabajaba y de noche la recordaba. Eran noches largas, casi eternas, donde lloraba porque notaba su falta. Aún así ella siempre presente estaba, Nate no podía olvidarla. En el trabajo todos conocían la historia, él se había encargado de contársela a todo el mundo que pasará. La gente sentía pena por él al escucharlo, y Nate lo sabia, pero no le importaba mientras todos conocieran lo que él realmente estaba pasando. No quería que entendieran el dolor, sino que sintieran el amor que él aún le profanaba a Behati.

Una mañana lejana, donde Nate por fin encontró un pequeño rayo de luz filtrarse en el departamento del quinto piso, fue cuando por fin lo comprendió. No podía vivir así toda la vida, tenía que seguir. Por ella, por él, por lo que alguna vez habían tenido. Behati siempre le había dicho que quería que su historia de amor quedara en la historia y para eso él tenía la tarea de mantener vivos esos sentimientos.

Desde esa mañana, desde ese primero de septiembre, Nate frecuenta el cementerio, todos los días antes de ir a trabajar. Se sienta frente a la tumba y le lee unas palabras, le deja una flor y se va a comenzar su día con una sonrisa.

Quizás jamás la olvidé, quizás jamás encuentre a una persona que lo acompañe en la vida, pero los recuerdos de la historia le son más que suficientes para poder seguir adelante. Los recuerdos de Behati son los que hacen que Nate se sienta feliz de aún seguir sintiendo en el aire que su relación no ha muerto. Nate encontró la manera de seguir adelante, aunque lo haya hecho sobreviviendo por los espejismos del pasado.


Luchy Franco

domingo, 5 de diciembre de 2010

Un ángel llora


I- Lágrima Congelada.
. .
Behati se sentaba todos los días en la ventana de su departamento en el quinto piso. Al principio lo hacía para esperar, pero con el tiempo se convirtió en una costumbre. Pasaba horas, días, primaveras, hasta años allí. Behati se sentaba a mirar a la gente pasar esperando a que alguien especial llegará. Pero eso no pasaba.

Behati había sido muchas cosas, una joven hermosa, bondadosa y; que como cualquier niña a su edad, había tenido sueños. No habían estado lejos de cumplirse, claro que no. Había tenido una adolescencia genial, y dos años universitarios muy buenos. Había vivido de fiesta, buenas clasificaciones y había encontrado a su novio ideal. Pero la vida se lo había servido todo en bandeja de plata, y Behati no estaba preparada para una vuelta de tuerca.

Encontrar a su otra mitad le había costado más que nada; peleas, gente que quería separarlos, celos, problemas financieros. Y justo cuando todo iba bien, llego la guerra. Ninguno de los dos había contado con ese daño colateral; desde entonces Behati ya no era la misma.

Jamás olvidará aquel día, esa mañana de primavera donde hacía más frío que en invierno. Behati se había cubierto el cuerpo con la vieja chaqueta del colegio de Nathaniel mientras él le preparaba el desayuno. No olvidará ningún detalle por el resto de su vida. Eran las diez de la mañana y se estaban riendo por un chiste infantil cuando se oyó un golpe en la puerta de entrada. Las sonrisas habían desaparecido, y Nate detuvo a Behati para ir él a abrir la puerta y saber quien era. Ella no lo resistió desde atrás de él observo todo con atención. Aunque Nate se había asegurado de que la charla se mantuviera en un tono silencioso, Behati pudo descifrar entre líneas; allí, ni más ni menos, se encontraba un hombre de al menos unos treinta años uniformado que le estaba tendiendo un sobre a su novio.

Ese día se la paso llorando sobre el pecho de Nate; una semana después ella se encontraba en la ventana del living de su departamento en el quinto piso, saludándolo mientras él abordaba en el micro militar.

Él le había prometido que volvería a su lado, ella le había jurado que lo esperaría todos los días. Aún así, Behati no era tonta y escuchaba las noticias; la guerra estaba ocasionando destrozos y ella no recibía noticias directas que le confirmarán que él estaba bien. No perdió todas las esperanzas, y siguió mirando por la ventana para ver cuando llegaba.

Y los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, los meses en estaciones y las estaciones en años. Behati había cambiado, ya no era la misma joven alegre que todos había conocido en el bachillerato. Ella ya no encontraba nada bueno en el mundo, no flores, no sol, no ríos, no vida. Todo se había congelado a su alrededor, y con el tiempo se fue enfermando por el dolor. Pasaba los días encerrada en ese departamento, que con el tiempo perdió su encanto y parecía una cueva fúnebre.

Pasaba el tiempo con un cuaderno en la mano, nadie sabía lo que escribí en él, pero Behati no separaba la lapicera de las hojas.

Sus padres no sabían que hacer, sus amigos habían perdido las esperanzas. Behati solo lloraba, quería volver el tiempo atrás y detener la guerra. Quería, más bien le exigía al mundo, que Nate volviera a su lado y que nada los hubiese separado. Tenía el corazón destrozado, no creía que Nate cumpliera su promesa.

No fue decisión suya, no fue de nadie. Pero un día ya no pude levantarse de la cama, no pudo acercarse a la venta y esperarlo como había jurado. Behati estaba destrozada, a vista de todos era un ángel llorando, muriendo de apoco, consumido por el dolor.

Behati, había sido muchas cosas. Cosas buenas, más que malas. Behati había amado a Nate como nadie lo había hecho en la vida, pero el precio por ello era caro y cuando menos se lo esperaba, sus ojos finalmente se cerraron.


Código: 1012037989899
Luchy Franco

domingo, 28 de noviembre de 2010

Loca de Mierda


Puedo ser una adolescente, y mucho más patética que lo que se cree. Pero quiero ser escuchada, quiero ser una loca de mierda, que entiendan que tengo pensamientos ¡Que quiero hacer mis propias elecciones!

No soy problemática, quizás si un poco baga. Pero aún así tengo pensamientos propiosQUIERO equivocarme, caer, llorar y levantarme por MIS propias elecciones, no por las de los demás.

¿Es qué acaso el hecho de no ser adulto significa que tenga que vivir bajo la sombra de mispadres? ¡Es qué soy idiota! UNA MALDITA LOCA DE MIERDA, adolescente que se traga sus pensamientos y trata de satisfacer a sus padres.

Pero eso no esta bien... Ellos hablan de que son liberales que NUNCA se meterían en lo que quisiera hacer en un futuro. Ahora bien, o soy retrasada y no comprendo lo que es ser liberal, o ellos están con otro diccionario.

NO puedo elegir a MIS amigos.

NO puedo elegir la carrera que YO quiero seguir.

NO puedo estudiar los que a MI me gusta.

NO puedo dejar inglés, aunque ya tenga 18 años.

NO puedo salir a la calle sin PREGUNTARLES si me dejan.

NO puedo ir a bailar, pero SOY mayor de edad.

Entonces, si no puedo hacer nada de eso ¿Qué carajo significa ser liberal para ellos? Me gusta escribir, pero no me dejan hacerlo. Me gusta leer, pero no me compran libros. Me gusta salir, pero no me dejan. Me gustaría trabajar en un centro histórico como voluntaria, pero no me dejan. La pregunta clave es ¿Qué mierda me dejan hacer?

Les caen mal mis amigas, pero las que me hicieron mierda y me cagaron MAS de una vez, esas son las que les caen bien. Dicen que siga mis sueños, pero cuando quiero hacerlo meREVIENTAN a gritos, para terminar siguiendo SUS sueños..

A ver, decídanse, o son unos padres permisivos o no, ¡Pero no jodan MI vida! porque ES MÍA.

Antes podía imaginar mi vida, con dinero, una familia y haciendo lo que quiero. Ahora me veo estudiando alguna mierda, siendo una frustrada LOCA de mierda, y sin nada más en la vida que un puto trabajo que no me gusta.

A todo esto, lo único que agrego, GRACIAS, gracias de corazón por CAGAR mi vida conéxito. Gracias, de verdad, por hacer que sea mucho más PATHETICA de lo que debe ser unaADOLESCENTE.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Princesas


No puedes dejar de comer, lo sabes muy bien. Nunca fuiste muy buena en controlarte, en tener fuerza de voluntad, en seguir una dieta, en dejar de comer. Y ahora eso no va a cambiar, pero puedes buscar una forma para mejorar tu situación.

No te gusta hacer gimnasia, lo tuyo es estar en la cama. La vida fácil, comida a tu alcance, control de la televisión en la mano y laptop en tus piernas. Nada de esfuerzo, nada de estrés. Pero todo eso trae complicaciones y lo más triste es que las notas. No eres ciega y peso que tu cuerpo almacena te preocupa.

Intentas contrólate con la comida, pero es más fuerte que tu y no puedes dejarla. Quizás no consumas drogas, pero comer para ti es una adicción. Fumas, siempre lo has hecho, pero ahora pones más esmero en ello para poder adelgazar.

Nada, sigues estando gorda. Sales a bailar y ya no te miran, intentas recuperar a hombres que alguna vez detrás de ti estuvieron, pero ahora ya no te quieren ver. Sabes porque sucede todo aquello, ellos quieren destruirte. Lo aceptas porque tampoco te gusta lo que ves en ti.

Entonces tras una canción, la idea llega a tu mente. Recuerdas como odiabas cuando tus amigas te contaban lo que hacían, de paso sea dicho también que conoces de izquierda a derecha las consecuencias; pero estas desesperada y caes en ello.

Quizás ahora comas, no tanto como antes y te controlas. Tienes planes para el futuro, quieres bajar veinte kilos y poder ser una princesa, quieres hacerlo lo antes posible. Te encierras en el baño después de cada comida, intentas controlar lo que comes, las calorías aunque una que otra vez caes en la tentación. No te preocupa mucho darte unos gustitos, pues sabes que después con pasar un tiempo encerrada en el baño con la ducha encendida y la música en alto, todas esas grasas se desecharan.

Pero no has terminado. Amigas como Ana y Mía nunca te faltaron, buscas en ellas ayudas. Con el tiempo quieres seguir una dieta estricta, de poca comida y casi nada de calorías. Te dan secretos para que no sientas hambre seguido y controles la ansiedad. Te apegas a ellas, aunque no notas que hagan mucho efecto en ti. Y después, llega a tus oídos lo que tantos esperabas: complementos. ¡Oh, sí! Con una sola píldora por día, poca comida y corridas al baño pronto serías una princesa. Pero es simple soñarlo nada más, porque no sabes donde conseguir las pastillas.

Te enfureces con tus amigas, sabes que ellas las consumen pero no quieren que tu caigas en lo mismo. Las llamas egoístas e hipocritas, pero no recuerdas que tu también fuiste de esa forma cuando las cuidabas. No te importa, solo quieres cumplir tu meta.

No consigues las pastillas, pero te propones a hacerlo. No haces gimnasia, pero te propones a hacerlo. Comes menos, pero te propones dejar de hacerlo. Fumas más, te propones fumar el doble. Te propones muchas cosas, pero la realidad es una. Por ahora solo te arrodillas frente al inodoro y lo sacas todo, gimnasia poca y nada.

No sabes lo triste que te ves ante los demás, cayendo tan bajo cuando todos antes te tenían en un pedestal. ¿Pero qué te importa? Sí lo único que quieres es que te coronen como una princesa y no como un bufón.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Nadie lo Entiende



El mundo te lleva por caminos que quizás en tiempos atrás hubiéramos evitado. De niños seguramente decíamos que nunca fumaríamos porque es dañino, pero ahora de adolescente lo hacernos. Decíamos que se podía salir a la noche sin necesidad de beber alcohol para divertirse, ahora no sabemos salir sin tomar. Decíamos que la bulimia y la anorexia te matan, pero ahora que todo el mundo se empeña en decirte que eres gorda, ya no te parecen enfermedades.

El mundo, lleno de imperfectos seres humanos. Lleno de personas que quieren herirte y destruirte, lleno de gente que lo único que quiere es que dejes de existir. Y eres débil ¡Claro que lo eres! Te dejas llevar por sus palabras, por sus insultos. Te crees una persona inteligente, con sus propias ideas y que no le importa lo que piensen de ti, pero no es así, cariño, nunca lo fue. Es solo lo que quieres hacerte creer para no reprochar tu comportamientos, pero sigues a la multitud como todos los demás. Haces lo que ellos quieren, te dejas manejar.

Y de esa forma acabará el mundo, todos en una misma bolsa, drogados, flacos y borrachos, manejados por un montón de idiotas que en el montón son los más inteligentes. Triste vida, sin duda, pero es la que te mereces.

martes, 26 de octubre de 2010

Teenager Dream


Quizás como adolescente debería comportarme de otra forma. Es decir, muchos más chicos que yo lo han logrado, pero sé cual es la diferencia entre ellos y mi persona. Es sencilla y no tan absurda, ellos tienen la fuerza que se necesita para poder demostrar quienes son, por mi parte no es así. Tengo miedo de revelar mis sentimientos, mis ideales, tengo miedo de enfrentarme a mis padres y hacer lo que siento. Tengo miedo a la vida.

Quizás como adolescente, tendría que salir más seguido ¿Pero con quién? Mis amigos tienen otros amigos, y no siempre pueden soportar mi poca vida social. ¿Con un novio? No dispongo de uno, y jamás lo haré sino conozco personas más allá de las que siempre veo.

Quizás como adolescente, tendría que hacer algo más que fumar como una desgraciada y emborracharme cada vez que se me da la oportunidad. Es mentira que sin el alcohol se puede pasar una buena noche, ya que las mejores cosas suceden cuando se han perdido los sentidos estúpidos y todo se da por los impulsos. Dices cosas que sobria jamás dirías, no tienes miedo a la vida... vas por lo que te gusta.

Quizás como adolescente, si tuviera la fuerza y la autoestima necesaria, no debería recurrir al alcohol para pasar una buena noche o al cigarrillo para sobre llevar la ansiedad. Quizás...

...Quizás, si fuera otra persona, otra adolescente, no me plantearía todas estas cosas. Viviría la vida, arriesgaría todo como una adolescente normal, como alguien que se revela al mundo y no que se oculta de él como en mi caso.

Quizás, como adolescente que me gustaría ser, no sólo soñaría con tener un novio, un mejor amigo que este en todo momento y amigas a montones. Quizás, si fuera alguien valiente y con algo más de sentido común no estaría soñando con todo tipo de vidas perfectas...

...Quizás, simplemente como adolescente, las viviría.

Luchy Franco.

domingo, 17 de octubre de 2010

La Bella & La Bestia


Es sólo una historia más..
La Bella y la Bestia

Ella era bella, frágil como una rosa, él era una bestia esclavo de sus impulsos. Único día que les ataron esposas ya no eran niños, crecieron, se hicieron adultos juntos. Todo marchaba bien, eso parecía en su primera luna de miel, juró serle de por vida fiel y ella a él, una historia como otra cualquiera quién les ve y quién les viera.

Pero el tiempo pasa y las relaciones se agotan, se cansan. Ella ni lo nota porque esta ciega, ciega de amor, pero él no aguanta la monotonía ya no quería ser dueño de una sola tía o eso le decía a sus colegas de copas ''Yo salgo con otras,pero ella ni lo nota''

Bella estaba ciega pero no era tonta, ya dudaba tantas noches sola cuantas horas de la madrugada. La primera vez fue la mas dolorosa, te regaló una infidelidad por cada rosa y es que el perdón será tu debilidad, pero lo que pasa una vez siempre sufre de una vez más.

Este cuento no es eterno debo salir ponerle un fin ser más fuerte que esa bestia debo salir quiero vivir Tantas cicatrices ya no puedo más me duelen las entrañas de tanto sangrar.. No existe un maquillaje que pueda tapar este moretón que es mi corazón.

Ya no se cuánto más tiempo podré aguantar ya no me quedan lágrimas para llorar el peso de estos años me doblan la edad. En cada rincón tengo un moretón. Dime que esto no ha pasado, tu dime que el barrio ha olvidado, mañana todo habrá cambiado y esto será sólo un horrible recuerdo. Sé que me quieres mi vida yo sé que no habra más heridas mañana sera un nuevo día y otra vez seremos felices de nuevo

Empiezan las discuciones, parece que a él no le gustan, se vuelve insensible y agresivo y a Bella le asusta. Lágrimas caían, tras un empujón y el primer puñetazo, te conformas con un perdón y un simple abrazo. No quieres darle importancia porque no quieres perderlo pero sientes impotencia y a la vez pánico y miedo. No puedes creerlo todavía, después de tantos años ''Te preguntas por qué te has caído en el puente''

El silencio no te ayuda, sé que no sabes que hacer, sabes que fue la primera y no será la última vez. Créeme sé que no quieres más problemas pero no te quedes en silencio si tu marido te pega, porque no le perteneces, te mereces mucho más. Ese cretino tienen autoridad se la das y él se crece.

No puedes detenerle, no puedes defenderte, no puedes hacer más que rezar por tener suerte. Cada día más normal pasar del amor al odio, se convirtió en algo habitual otro mal episodio Bestia no te quiere pero quiere que seas suya para siempre ''¡Si no eres mía,no serás de nadie entiendes!''

Bella no podía más, el cada día era más bestia, cuando ella quiso hablar ya era demasiado tarde, se dio cuenta que vivía junto al mal ''La Bella y la Bestia'' prefiero no contaros el final.

Tu final atravesó mi alma en sólo un compás, callaste mis lamentos con brutalidad, me has convertido en un triste numero más. Tu triste corazón fue tu perdición, es demasiado tarde para ir hacia atrás no volveré a tener otra oportunidad, seré sólo un mal día en la prensa local, pero mi dolor será tu prisión. Y si yo ahora puediera cambiar en algo tus miserias, daría todo porque entendieras sólo un segundo de mi sufrimiento.

Espero que al menos mi historia no quede sólo en la memoria- Y traiciona nuestra trayectoria, que no se repita jamás este cuento.

El Porta & Norikko.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Perdón.




Perdón por haberte dicho siempre la verdad; perdón por haber cuidado de tu pobre alma desgraciada.

Perdón ¡Oh, sí! Perdón por haberte regalado tantas horas de diversión. Perdón por haber intentado pasar tiempo de pasión a tu lado. Perdón por haber desperdiciado los mejores años de mi vida a tu lado.

Perdón por tantas cosas que hice bien a tu lado y no fuiste capas de agradecer. Perdón por todo ello y más. Pero hay algo de lo que no me disculparé; mi amor fue sincero y no me arrepentiré de ello.


Código: 1009017197429

Luchy Franco.

domingo, 29 de agosto de 2010

Otelo

Shakespeare creó a Otelo, la vida los celos...


Lorreine, una joven dama de la alta sociedad, vivía como una más adolescente que la envolvía la época. Contando sólo con diecisiete años ya contaba con un futuro marcado y un pasado olvidado.

Bendecida por la belleza, digno de una dama de la nobleza, ataviada con vestidos largos y corsé; llevaba a la mente de los hombres fantasías pecaminosas. Pero, en el momento en que sus padres eligen a su pretendiente; un hombre mucho más mayor que ella y poco digno del trofeo que se le ofrecía y, por supuesto, poseedor de grandes tierras; los hombres dejaron de pensar en quitarle la virtud a Lorreine.

Y así, en desgracia fue tomada de la mano frente al altar y el juez de paz; dejando de ser una adolescente y convirtiéndose así en objeto y trofeo de su amo y señor.

Al poco tiempo, agraciada de buena suerte, su amo muere, convirtiéndola en heredera de una gran fortuna y llena de tierras. Libre, al fin podía decirse que lo era.

Y la vida volvió a ser lo que era antes, Lorreine llegaba a los salones de moda captando la atención de toda persona del sexo opuesto. Admirada no solo por ellos, sino por el pueblo.

Pero las cosas no podía ser tan sencillas. Dos hombres, que se mantenían al margen de situaciones, que discutían sus preferencias y presentes en cada fiesta; miraban de cerca como Lorreine se dedicaba a coquetear con más de un hombre. Celos, uno de ellos estaba muerto de celos. Y sí, aunque él sabía que el corazón de ella le pertenecía no podía vivir de esa forma.

Al poco tiempo la situación era insostenible, ese hombre ya no podía controlar sus sentimientos, no podía fingir no ver como Lorreine coqueteaba con todos los hombres de la alta sociedad. Era tiempo de reclamarla como suya, de que sólo fuera de él.

Herido de honor decidió, en un pensamiento descabellado, que sí Lorreine no era de su propiedad no sería de nadie.

En un jardín perdido de la fiesta, Lorreine salió a tomar un poco de aire. Suspirando y pensando en su amante, deseando que la vida fuera más simple y poder pasar su tiempos sólo con él. Sumergida en esos pensamientos, no pensó en lo que a continuación sucedió.

Detrás de ella su contrincante, irónicamente quien era su amante, ardiendo en las llamas de los celos y perdiendo todos los estribos de ellos. Todo sucedió muy rápido, y de un escopetazo, puso fin al futuro de Lorreine.

Lorreine cayó en sangre junto a su juventud, su fortuna y su belleza. Pero el final no quedó ahí, y sin poder soportar el dolor que produció, él acabo con su vida, quedando sangrando al lado de quien fue su mujer.


Luchy Franco
Código: 1008307175598

lunes, 16 de agosto de 2010

Llanto en la Risa



Miramientos fijos en un puerto,
Costumbres muertas en el centro.
Guerras de desconciertos,
Escuadrones sin sustentos.

La guerra trae miedos,
Pedazos de cimientos.
La gente corre hacía el desierto,
Las armas destruyen el firmamento.

Gritos del dolor, agonía sin pasión.
Los soldados sufren al alzar armas
Malas pasadas, Dios no se apiada.
Sólo confían en la suerte y su confianza.

Familias sin respiros,
Corazones destruidos.
La guerra arrasa con poblaciones,
Destruye sueños sin restricciones.

Lágrimas se derraman,
Más la sangre es mal gastada.
La tierra esta manchada,
De cadáveres sin alma.

Todos quieren triunfar,
Pero no comprenden el preció a pagar.
Sus hijos llorarán al enterar,
Pues asesino es su papá.

Políticos sin consideración,
Mal nacidos sin corazón.
Codicia sin control,
el dinero los atrapo.

Y nada importa en la guerra y el amor,
A ellos no les importa matar sin consideración,
Pues sus almas no serán
Las que carguen con tanto pesar.

¿Dónde se vio al asesino como héroe sanador?
¿Quién encontró a alguien que soñara con ser luchador?
Ya no hay personas así,
A nadie le importa el honor.

Y todo se remonta a viejos tiempos,
El dinero, la codicia y el titulo de valor.
Jamás los sentimientos fueron recompensados
Pero sí que fueron sancionados.

¡Maldito orgullo masculino!
¡Maldita codicia femenina!
La guerra destruye y lastima,
La recompensa es la vida llena de heridas.

Nadie lo comprende,
Ya no hay valor de lo que se tiene.
Todos quieren lo que no tienen,
A costa de guerras interminables.

Y así queda el mundo,
Hundido en la miseria y el dolor.
El rencor y el odio,
Sin pasión ni amor.

Niños sin padres y mujeres sin esposos,
Hombres heridos y hasta rotos.
Futuros inciertos, pasados tenebrosos.
Tierra sin cosecha, sin semillas ni abono.

La guerra, un mal enorme a cuesta de todos,
Lleno de pecados sin controles.
Muerte de inocentes por patrias que no los quieren,
Mediocres que buscan fama que no tienen.

Nadie lo entiende, nadie lo comprende.
El mundo es una guerra sin fin,
Con millones campos de batalla
Donde la vida se encarga de portar las armas.

Luchy Franco

jueves, 12 de agosto de 2010

Fraternidad


A veces es difícil de encontrar hermanos que se lleven demasiado bien. Pero en realidad, no debería resultarnos extraño, sino que debería ser así.

Suelo preguntarme, y pongo mucho esmero en conseguir una respuesta, como es que la vida llevo a que los hermanos no tengan la misma relación que antes disfrutaban o si simplemente era yo quien sufría una mala relación.

Es verdad que como hermanos las diferencias siempre estarán, pero cuando se fuerzan para crear problemas empieza a doler... Duele mucho, demasiado, y suele hacerse casi insoportable.

El cigarrillo ya no me ayuda, el alcohol jamás a servido para desahogar las penas. No sirve ni comer demasiado ni poco. No sirve quedarse el día en la cama o desaparecer de la casa cuanto más tiempo se pueda. Entonces ¿Cómo puedo hacer para que ese dolor se vaya?

Mejores amigos pueden escucharte, incluso aquellos que los consideras hermanos. Pero tampoco te ayudan, porque ninguno de ellos comparte la sangre y los padres.

Hay años de diferencia, madurez de por medio, experiencias. Eres la más grande, podrías defenderte ¡Tienes ese poder! Pero no es suficiente, él es más fuerte, con solo unas palabras te ha hecho llorar como las catáratas.

Piensas que has hecho mal, pero no encuentras ningún error tuyo. Al menos, no esta vez. Recuerdas las cosas que vivieron juntos, esos recuerdos forzados donde él iba a la noche con una sonrisa actuada y pedía quedarse contigo en la cama. Te duele todas aquellas veces que lo consolaste, y cuando fuiste tú quien necesito consuelo te dio vuelta la espalda y no quiso ayudarte.

Te sientes estúpida, usada, ultrajada. Has sido bondadosa con él, los has hecho todo. Desde una ayuda insignificante, hasta cavar tu propia tumba. Pero él jamás te lo agradeció, siquiera te devolvió el favor.

Hiere comprender que tu hermano no es lo que parece, que solo se preocupa por él, que es egoísta a más no poder, que no importa a quién lastimar o mentir para conseguir su fin, no le importa nada ni nadie. Y es ante ese pensamiento que me molesta nuestra relación, que me destroza pensar que solo soy un peón más en su juego de acción.

¿Por qué no puede ser una hermano normal? ¿Por qué no podemos tener una relación tranquila y pacifica? Pienso en mis amigos y sus hermanos, en como comparten todo a pesar de las diferencias, como pasan noches enteras hablando y divirtiéndose. Siento envidia, y no sé si esta se podría llamar sana, puesto que es tan grande que me deprime el alma.

Pero es lo que me toco, y no lo puedo cambiar. No quiero hacerlo, a pesar de todo lo pasado, es mi hermano y lo quiero. Compartimos el día de cumpleaños, nuestros padres, mascotas y hasta cosas escolares. Pero no compartimos la vida, y eso es justamente lo que deberíamos...

martes, 3 de agosto de 2010

Vagabundo


La lluvia lo hacía recordar aquellos momentos que no podría borrar. Gotas sobre sus mejillas, cierra los ojos y disfruta de una sensación sin estorbos. Una pequeña bolsa atada a un palo de madera se cuelga desde sus hombreras. No importa que se moje, no importa que se ensucie.

¿Por qué ha de importar, sino lleva nada dentro?


Es simple y sencillo, es un vagabundo sin sentido. Entre callejones se esconde, pues el mundo lo huye. Es simple y sencillo, nadie lo quiere cerca de su bolsillo. Por años un pobre obrero ha sido, pero el trabajo ha perdido. Ahora sólo camina por callejones que no llevan al paraíso.

¿Cuándo cayó tan bajo?

Es simple y sencillo, el trabajo no es su estilo. No se queja, ni se asemeja, él sabe que culpa suya ha sido. No pudo, no quiso, trabajar para salir de ese cajoncito. Limitado, sin libertad. Ahora pobre y vagabundo es, no le importa sino tiene que comer. Él sabe que lo buscó, pues vagabundo nació. Es simple y sencillo, él no quieres salir de su situación, él solo quiere dinero sin compasión. Y así continuó, mojado por callejones embarrados. Sus ropas en pobre estado, más que eso ya no le queda. Es simple y sencillo, la vagancia lo ha consumido, la cocaína lo ha retenido.


Luchy Franco

domingo, 25 de julio de 2010

Tormentas Eléctricas

Una mujer puede darlo todo con una sonrisa y recuperarlo después con una lágrima.

Gota. Gota. Trueno. Rayo. Gota. Gota.

Domingo. Lunes. Martes. La semana continua.

Francia. Argentina. Suiza. Cananda. Irak.

Tres de la mañana. Cinco de la tarde. Medianoche. Mediodía.

Cama. Hotel. Casa. Restaurant. Trabajo.

Computadora. Libro. Cuaderno. TV. Diario. Revista.

Compras. Impuestos. Comida. Familia. Problemas...

... Problemas.

No importa donde, ni como, los problemas acarrean la vida. Comienzan con una gota, pequeña y sin importancia. La miras, la quitas, y continuas caminando; al fin y al cabo es solo una gota.

Un lágrima. Sucede lo mismo, es una pequeña demostración de lo sensible que esta el corazón.

Lo entiendes, sabes que estas en medio de una batalla que define a la guerra. No te importa, crees que eres inmortal, adolescente. ¡Pero ya no lo eres! Hace años que dejaste de serlo, y aún así no haz comprendido nada de la vida. Piensas saberlo todo, pero no es así.

Dos gotas más. Dos lágrimas más. No le das importancia, como es costumbre en tí. Es solo un pago por tantas cosas, quieres ser ciega por cuenta propia.

Le temes a las tormentas, no te gusta el agua y, mucho menos, la salada. No quieres mirar el cielo, ni la calla por la que caminas, la ropa y lo que llevas en la mano. No quieres ver nada, absolutamente nada.

No sabes que sientes, no quieres saberlo. Nunca lo había experimentado, al menos no con tanta intensidad. Es como esas tormentas que lo destruyen todo, esas a las que tanto le temes.

No importa el lugar, el día o la hora. No importa la comida, el dinero, la ropa o las personas. No importa el trabajo, la casa, el auto o los objetos materiales. Nada. No te importa nada. Estas es un estado de depresión que no quieres sentir, que no estas preparada para sentirlo.

Más gotas, más lágrimas. Un chaparrón, ya no es una simple llovizna.

Tiemblas, nadie parece reparar en tí por la calle. Te esfuerzas por no gritarle a un extraño tus problemas, pero lo necesitas. Oh, sí, necesitas quitarte toda la presión de tus hombros, pasar tus problemas a manos ajenas. ¡No importa a quién! Sólo quieres que no estén sobre ti.

Habías pensado en permanecer el resto de tu vida recostada en una cama, durmiendo día y noche, hora tras hora. Incluso habías pensado en no comer y no contestar las llamadas. Pero no pudiste, no podías permaneces quieta, no podías sufrir sola, no podías controlar tu ansiedad.

Comida. Cigarrillo. Comida. Cigarrillo. Alcohol. Cigarrillo.

No te reconoces a ti misma, no entiendes como haz podido caer tan bajo. Crees ser inocente de tantos pecados, pero no es verdad. Al menos, ya no. Eres culpable de cada sentencia que te han dado. Los problemas los causaste por tus medios, sin ayuda, sin pensar en las consecuencias. Pensabas ser una adolescente, donde controlas el mundo con tus manos. ¡Noticias, ya no lo eres!

La lluvia es más fuerte. Las lágrimas aumentan.

Te cuesta respirar, estornudas más seguido y tu ropa esta mojada. No llevas paraguas. ¿Cómo ibas a pensar que llovería con tanta fuerza en un destino desconocido? Estas asustada, no sólo por los problemas sino por lo que la lluvia significa.

El fin, la derrota.

Te derrumbas, al fina te caes. No hay más armas, ya no hay fuerzas. El piso esta frío, húmedo y mojado como tu cuerpo. La gente pasa por tu lado y no te ayuda, los odias pero no recuerdas que tu eras así.

Trueno. Agua del cielo. Lágrimas sin control.

Ahí te quedarás. Ya no hay amigos a quien acudir, ni familia, ni siquiera un conocido. No hay casa, hotel, pensión o departamento. No hay nada. Lo haz perdido todo.

Rayos. Gotas. Rayos.

Abrazas tu cuerpo y dejas que todo se suelte. Recuerdas todos y cada uno de tus errores, repasas el daño que le hiciste a los demás. El mundo ya no quiere que formes parte de él. No sabes en que país estas, porque nadie te ha aceptado. No sabes la ciudad, ni la calle, ni la hora. No sabes nada. Nadie quiere ayudarte a que encuentres la respuesta.

Tormenta. Rayos. Truenos. Lágrimas, muchas lágrimas.

No sabes que día es, ni cuanto tiempo pasarás en esa posición. La tormenta no se detendrá ahora que ha comenzado... Te aviso que buscarás refugio, con una gota te previno de que lo peor se estaba avecinando. No quisiste hacerle caso, pensaste que era un mal menos y ahora te encuentras en una situación límite. ¡Es tu culpa! Tuya y sólo tuya.

Tormenta Eléctrica.

Oh, sí, ya no puedes salir. Llegaste al limite, te hundiste en un mar sin salida con la marea alta. El fin.

Miras al cielo, le gritas con potencia sin importar que las personas pasen por tu lado. Lo odias, le recriminas por tu dolor, pero él sólo te contesta con un gruñido. Un gruñido que dices tantas cosas... Tantas, pero tantas cosas...

Te derrumbas, creías que ya no había más lágrimas pero te equivocaste otra vez. Y quizás ese es el momento en que empiezas a comprender un poco, a entender como hiciste para perderlo todo.

Cierras los ojos y susurras un simple perdón. La tormenta vuelve a ser lluvia. Abres un ojo, lo suficiente para ver que el agua te esta marcando el camino.


Luchy Franco