miércoles, 23 de marzo de 2011

Hansel


Hansel

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Cuando un ciego llora, ¡Dios mío!, tu sabes que lo siente desde el fondo de su alma.

Deep Purple

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Un hombre es ciego de muchas formas; ciego en bondad, en maldad, en esperanza, en entereza.

Un hombre es despistado en muchas formas, por eso suelen dejar siempre un camino de semillas. A veces marcan distintos caminos; algunos del alma, otros del amor, otros de la codicia y la lujuria.

Un hombre es demasiadas cosas envasadas en un mismo producto. Un conjunto de imperfecciones que buscan llegar a lo perfecto.

Hansel siempre se había considerado de esa forma, un conjunto de fallas que frente a los ojos de otra persona era totalmente genial. Se enorgullecía de eso, de su engaño ingenuo. No lo hacía apropósito, ni mucho menos, él simplemente mostraba lo que quería cuando le convenía y ella, cayendo en la red, veía lo que le mostraban sin revisar en el pasado.

Diariamente, él solía recordar como su vida había cambiado de rumbo al conocerla a ella y se había adentrado al bosque oscuro sin sus semillas. Se había arriesgado a perderse, a caer en la puerta equivocada y jamás poder hallar lo que tanto deseaba. Pero las cosas, para su suerte, habían salido bien y no se había perdido.

Un hombre puede ser demasiado inseguro en su camino, solo sí se le da motivos para ello. Hansel no los tenía, para nada. Como vulgarmente se diría, él había tenido la vida fácil, no había excusas para que sintiera miedo al arriesgarse a lo desconocido.

Así lo hizo, Hansel encontró a Gretel en ese bosque sin salida. Por un tiempo, todo fue genial. Empezaron como fieles amigos y terminaron como amantes en la cama. Tenían su ritmo, su camino, su tiempo. Eran tal para cual, almas gemelas, medias naranjas...

Pero no iba a funcionar mucho más y ella se dio cuenta de eso mucho antes que Hansel. Él se volvió un hombre ciego cuando estaba a su lado, un hombre que podía caminar por la cuerda floja con los ojos cerrados siempre y cuando ella caminará a su lado. Pero las cosas no debían funcionar de esa forma, las relaciones debían ser de a dos y no de una sola persona.

Una mañana él sólo se dio cuenta que había sido un error salir de casa sin semillas; para ese momento, ya era demasiado tarde. Estaba perdido, desamparado en un bosque desierto y muerto. Los cantos de los pájaros se convirtieron en llamados de los cuervos y los altos árboles en madera vieja.

Hansel la esperó mucho tiempo, lloró su partida y deseo que regresará. La necesitaba, sin ella no era nada. Pero no sabía como buscarla, no tenía una guía que marcará su camino.

Un hombre ciego y llorando, es una historia triste. Hansel se pasaba los días tirando en el suelo, llorando y borracho. Nadie lo ayudaba, nadie lo encontraba. El bosque pronto se convirtió en un laberinto sin salida, y sí se tomaba la dirección equivocada no se llegaría a nada bueno.

El mundo había perdido su color y su pasión, Hansel estaba ciego y ya no era de amor. El dolor le quitaba los sentidos, la decepción su fuerza y el abandono el alma. Para él, el final había llegado demasiado rápido ¿Debía rendirse? No, por supuesto que no.

Ciego, con el corazón en una mano y las semillas en el otro, Hansel corrió y la busco por todos lados. Grito su nombre y lo lloró, incluso siendo ateo le pidió a Dios un deseo; pero nada sucedió.

Desde lejos las semillas habían sido comidas por los cuervos; pero eso no importaba desde que él era ciego y no podía verlas. Quizás lo había hecho por costumbre o, quizás, para que ella lo encontrará a él. Y cuanto más esperó, a su destino final llego.

Una casa de colores en medio de un bosque muerto no podía ser una buena señal, Hansel al no distinguir los colores no lo supo. Entró y pidió socorro por su vida, pidió que se la devolvieran en cuanto se pudiera.

Pero las brujas siempre fueron como en los cuentos: celosas, malvadas y vengadoras. Una mujer despreciable, sin un apise de corazón, era quien habitaba esa mansión.

Tarde fue cuando comprendió que en vano había esperado junto a la puerta, que muy tonto había sido al creer que lo habían abandonado en la cama... Muy tarde, demasiado, fue cuando comprendió que jamás lo habían querido dejar, sino que la habían obligado plantarlo.

Un hombre ciego, sobre todas las cosas es ingenuo, es bueno y bondadoso, pero quizás en exceso.

Un hombre como Hansel, siempre es sincero y muestra sus sentimientos. Un hombre así no comprende como los demás no compartan esas cualidades.

Un hombre ciego y enamorado, es un hombre que lo pierde todo sin notarlo.

Luchy Franco.

Código: 1012218109467

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