miércoles, 11 de mayo de 2011

Tiempos.


"Sienta bien pensar en el pasado, cuando el futuro da miedo"

-Federico Moccia.

Sebastian había ocultado su infancia, desde que había salido de ella, en un rincón oscuro y olvidado de su mente. Se había esforzado demasiado en jamás dejar relucir sus penas pasadas, olvidar los daños y los errores, las tragedias y las violencias. Y lo había logrado, se le había dado muy bien.

Era verdad que en el internado no era niño más popular o el que gozaba con mayor cantidad de amigos, él se limitaba a un pequeño grupo de personas fieles y de buen corazón según su juicio. Y, entre ese grupo reducido, aún eran menos los que conocían algunos rasgos de su pasado. Se había mostrado fuerte, había olvidado lo malo y solo rescataba lo seguro...

...Pero cuando ya no queda nada bueno, recurrió a lo malo. Ahora, sólo, sin nadie ni nada, Sebastian no podía dejar de mirar atrás, de recordar los gritos y los maltratos de su madre, como así tampoco la muerte de la única persona que lo había amado: su abuela.

Estaba a punto de cumplir un año de su huida inesperada y estúpida del internado. Podría haber vuelto hacía tiempo, pero su orgullo no lo había dejado. Había vivido demasiadas humillaciones como para tener que bajar el mentón y volver a mirar a Nadine a la cara. Sí, a ella se reducía todo. No le importaban las demás personas, no sus otros amigos, no los profesores, no los empleados. Sólo ella, no quería regresar para tener que ver la lastima en sus ojos, la compasión por no sentir lo mismo que él por ella.

Sebastian, más que nadie quizás, sabía lo cruel que podía ser la vida, lo dura que resultaba más aún cuando había que enfrentarlo sólo. Él siempre lo había estado, ahora más que nunca. No le gustaba, no entendía como podía sobrevivir a tantas caídas... En todas se lastimaba, pero ninguna lo mataba, y a veces, deseaba tanto que eso sucediera.

Mirar al pasado en esos momentos duros no era su mejor plan para enfrentar el futuro, pero es que tenía tanto miedo... Un miedo que no era sano, que lo estaba consumiendo, que lo estaba atando a sueños desastrosos. Un año atrás podría a ver pensado que sería una persona con un futuro, quizás no como un abogado, pero sí con un trabajo estable, una familia esperándolo en su casa al final del día. Ahora ya no tenía esperanzas, no tenía ganas de soñar con cosas que jamás le sucederían.

El pasado era lo seguro, pensar en él lo mantenía cuerdo. El futuro era demasiado incierto, y el presente tenebroso. Nada bueno parecía esperarle, por lo que se refugió en lo único que podría hacerlo dormir esa noche helada de Agosto...

— Abuela, ¡Abuela! ¿Qué crees que seré de grande?

— No lo sé, cariño, serás lo que tu quieras... Siempre que mires al futuro con valentía y olvides al pasado con cobardía.

Código: 1105119190259
Luchy Franco.

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