domingo, 27 de marzo de 2011

Tre Metri Sopre Il Cielo


Regresare alguna vez arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar. Ahí, donde todo parece bello. Y en ese mismo instante cuando sé lo pregunta, ya sé la respuesta.

Volar es Sencillo


De lejos solía verte, allí en medio del césped abrazando tus piernas y recordando viejos tiempos. Recuerdo como me gustaba imitarte, sentarme a tu lado sin hablarte, sin siquiera conocernos, y dejar que mi mente viajará lejos de la realidad.

Ahora entiendo, quizás más me doy cuenta, que jamás me dejaba ir. Siempre estaba deseando poder acariciar tus suaves largos cabellos color miel, mirarte y dejarme perder en ese mar que eran tus ojos; deseaba tenerte en mis brazos y sostenerte hasta el fin de los tiempos. Pero nunca lo supiste, nunca notaste mis intenciones verdaderas y no estoy seguro si debo de agradecer por ello.

Pero ahora los tiempos son distintos. Maduramos, crecimos, cambiamos. No solo nosotros sino que el entorno, aunque algunas cosas permanecen en la rutina. Puede que continué encaprichado contigo, pero ya no es lo mismo. Antes deseaba pedir tu numero de teléfono, hablar contigo y que llegáramos a conocernos lo suficiente para que me llevarás a volar a tu lado. Cambiamos, todo dio un giro. Eres tu quien se viene a sentar a mi lado en estos momentos, eres tu la que me mira cuando mi mente vuela, eres tu la que desea saber mi nombre.

Todo se ha complicado, ¿No es así? Fue duro para mí y ahora lo es para ti; pero no hay nada que pueda hacer, no estamos destinados a estar juntos, solo a dejarnos volar el uno al lado del otro, en un plaza, como si fuéramos amigos de sueños. Amigos de aventuras que, quizás, jamás se cumplirán.

Luchy Franco
Código: 1011287956712

sábado, 26 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

Jolene


And I cannot compete with you, Jolene

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Jolene, Dolly Parton.

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Jolene. Jolene. Jolene.

De traje oscuro, ceñido al cuerpo y de cuero. Con piel afuera, demasiado maquillaje, y su cabellera suelta. Jolene. Jolene, una mujer como ninguna. Diosa como ella sola, con movimientos al caminar que solo una experta puede llevar.

Jolene. Una mujer que vive de la fiesta en la noche y la seriedad de día. Que a cualquier tipo de hombre atrapa con su andar, con su personalidad y con sus contra partes. Aunque de día sería es, no deja a nadie fuera de su red.

Ella, de traje oscuro, de día es una mujer de negocios y de noche un minón para el oporto. Jamás desperdicia una buena oportunidad. No hay día, noche, en donde hombres por su cama no pasen. Le gusta disfrutar con la mejor calidad de sexo, sin perderse de ningún placer, jadeando y gozando hasta que el cansancio la termine de matar.

No tiene muchos pretextos en cuanto a hombres. Las reglas son básicas, y no se basa mucho en los códigos. Es simple, tienen que tener dinero, buena porte, buenos en la cama y bien dotados. No deben haber sentimientos de por medio, más que el mutuo goze de un buen sexo.

Jolene. Jolene, es capas de arruinar una amistad por un buen polvo de un par de horas. Jolene, es una mujer sola en cuanto a familia y amistad, pero eso no quiere decir que viva mal. Con la cantidad de hombres que tiene, no necesita más. Algunos solo para las sabanas sirven y otros ponen su hombro para que ella lo moje.

Jolene. Jamás se vera nadie como ella, es sin igual, dulce y buena por fuera, pero una mujer apasionada y maldecida por el diablo por dentro.

Jolene, Jolene, Jolene, Jolene. Jamás, por nada del mundo, le presentes un hombre importante para ti. Por que ella puede sacártelo, arruinarte, y no dudará dos veces en hacer acción de sus poderes.

Luchy Franco
Código: 1103268816112


jueves, 24 de marzo de 2011

Gretel


Una mujer puede darlo todo con una sonrisa y recuperarlo todo con una lágrima.

Gabrielle Coco Chanel.

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A Gretel siempre le habían gustado los desafíos, buscar las cosas complicadas hasta que se hicieran fáciles y perdieran su encanto. Generalmente, disfrutaba conquistando hombres que le quedarán grandes, y cuando se ajustaban a su medida o inclusa se hacían más pequeños, ella los dejaba.

Gretel había sido, desde que tenía memoria, una mujer despiadada en algunos sentidos, amante de los juegos de azar y enemiga de lo dulce. Gretel, a pesar de ser una mujer muy inteligente, no siempre usaba bien sus dotes. Sus rizos dorados, sus ojos cálidos y su sonrisa de inocente, podrían haber estado destinado a un buen uso y no para jugar con centenares de hombres, y muchas veces, por qué no, con mujeres también.

Pero un día el juego dejo de ser divertido, se dio cuenta de que el camino que había marcado con migas de pan estaba siendo reemplazado por las migas de otra persona. A Gretel dejó de darle gracia toda esa situación y comprendió que su corazón empezaba a ser de algodón.

Las cosas un día cambiaron, el juego desalmado ya no estaba sobre la mesa y frente a Gretel las puertas se abrían. Se olvidó de su juramento, y con una sonrisa fue directo hacía el infierno. En aquél hombre encontró lo que jamás creyó, pues en un pozo cayó al comprender que lo que sintió fue amor.

Al principio Gretel pensó que con él todo sería igual, que el camino lo marcaba solo ella y que el juego estaba todavía en su poder. Pero pasó el tiempo, demasiado tiempo, y finalmente comprendió que le juego término.

Hansel era para ella muchas cosas resueltas en un mismo envase. Algo ingenuo cuando estaban juntos, pero un hombre bondadoso y apasionado en el fondo. Gretel dejó de un día para otro de planear el mundo y perdiéndose en el bosque con su mano tomando la de él, se arriesgo a lo que quizás no podía nunca llegar a ser.

Gretel fue feliz durante un corto periodo, le gustaba lo que él le hacía sentir, le encantaba como Hansel lo daba todo por ella y como con una simple sonrisa él ya se creía resuelto. Fueron largas experiencias en poco tiempo, muchas cosas se arriesgaron más ella de en eso no pensaba. Solo disfrutaba de estar a su lado, de dejarse complacer y de disfrutar de la vida.

Pero a medida de que la relación fue avanzando, a medida que Gretel comenzaba a quedarse ciega como Hansel y donde las semillas en el camino se habían perdido, ella comprendió que no tenían futuro. Tardo, tardo su tiempo en armarse de valor y convencerse de que él debía ser un juego más.

Gretel lloró más veces de las que sonrió, quizás sí se había enamorado, más ella había jurado jamás caer en tal pecado. No podía, no quería. Sabía lo que significaba para ella enamorarse de un hombre, sabía los riesgos que corría, sabía lo que perdía. Y de repente, Hansel no le era suficiente para tantas perdidas.

Un día, escuchando en su mente una voz lejana que la llamaba, Gretel empaco cuando él no espiaba. Le dolía en el alma y su corazón se cuajaba, pero era necesario, él no comprendía el error que estaban pasando.

Mientras se internaba en el bosque, deshecha y desamparada, Gretel intentaba convencerse de que la elección había sido la correcta. Por las mañana ella volvió a sus andadas, pensando que de ese modo Hansel desaparecería de su mente; pero tristemente así no era, y por las noches lloraba desgarrada.

Una sonrisa y diez mil lágrimas, así ella pagaba. Ya no le importaba perderse en su juego, ya no se gastaba en marcar su camino para no dejarse vencer; pues muy dentro de su pecho, ella ya había sido derrotada.

Una noche dejó a su nuevo amante en aquel bar que acostumbraba visitar, abrazando su cuerpo y recordando viejos momentos, Gretel lloró en medio del bosque. En medio del laberinto se encontró, pero no le importó, tampoco pensó en las consecuencias.

A lo lejos distinguió esa casa de colores que sabía que jamás debería entrar, pero la dudo ahora se encontraba dentro de ella y el dolor pensaba más que su cabeza. Extrañaba a Hansel, pero debía admitir que él había sido un juego más como todos los demás. Quizás había dejado que el corazón se saliera de su lugar, pero no podía dejarse caer por un simple hombre que alguna vez fue.

Indecisa y sin saber que rumbo podía tomar, Gretel se sentó en medio del laberinto y su vista fijó en aquella casa malvada. Casi de madrugada su corazón se detuvo cuando se dio cuento de quien era la persona que golpeaba la puerta. Abrió los ojos, y desde lejos disntiguió, que Hansel ciego se volvió. Aunque grito que aquel lugar era la perdición, pareció que nadie la escucho, y cuando corrió hasta allí ya tarde se volvió. La puerta en sus narices se cerro, y Hansel del otro lado se quedo.

Gretel, odiando su mente y dejando morir su corazón, golpeó la puerta de aquella casa de colores brillantes y lloró suplicando por el perdón. Pero para cuando la puerta fue abierta, Gretel se dio cuenta de que Hansel ya no estaba allí adentro, que la bruja ya se había deshecho de la basura.

Miró desde su lugar, arrodillada en el suelo, a aquella mujer que por fuera era tan hermosa como ella y por dentro tan podrida como una manzana vencida. Aunque le suplicó, se arrodillo y se humillo, la bruja ya nada podía hacer. Entonces, la bruja dos opciones le dio:

Podía marcharse y continuar la vida con desdicha, lastimando hombres y jugando a ser zorra. O, bien, podía admitir su error y pagar por este como era debido.

Gretel no sabía que hacer, negar que no le gustaba su juego sería absurdo, ya que antes de Hasel ella disfrutaba y se reía con lo que hacía. Pero después de Hansel, las cosas habían cambiado y ya no reía con la simpleza que antes le causaba el juego. Estaba en un dilema, podría obtener la primera opción y tratar de superar con el tiempo su fracaso con el amor, para volver a sus andadas…

…Pero Gretel de estúpida no tenía nada, sabía que eso no pasaría, que jamás lo superaría. Aunque muchos hombres por su cama pasarían, ninguno igualaría lo que Hansel le hacía sentir cuando en sus brazos la había sostenido.

Y sin mirar a la bruja su decisión tomó. Gretel lloró, pero al mismo tiempo sonrió. Quizás era lo mejor, quizás la bruja le estaría haciendo un favor…

Luchy Franco

Código: 1101108231262


"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte."



Agudos en Nuestras Voces


Prometimos ser muchas cosas en un futuro. Prometimos amarnos eternamente, pasar noches enteras en vela enredados entre sabanas sudadas. Juramos y planeamos un futuro juntos, donde todo sería perfecto y nada en el mundo lo destruiría.

Prometimos jamás hacernos daño. Pero todas fueron peleas absurdas, sin sentido, sin pasión, sin sustento. Me costó amarte, y a ti no te costó nada destruir mi corazón. Eras mi principie, ese héroe increíble de las películas románticas. No importaba como fueras físicamente, ante mis ojos eras totalmente perfecto hasta vestido con harapos.

Prometimos. Prometimos tantas cosas que ya perdí la voz. No puedo contarlas con los dedos, no puedo hablarlas. Fue un derroche de saliva, de pensamiento, de voz...

Todo comenzó como cualquier otro error. Primero gritos, luego los llantos, a veces uno que otro golpe, el dolor, los engaños. Pero después no me importaba perdonarte; parecía, muy en mi interior, que me gustaba como dolía. Me deje consumir por las llamas, llegue a hacerme cenizas y aún así no dejaba de sufrir.

Pude alejarme de ti, Dios sabe que tuve la oportunidad, más de una vez. Pero, en cierto modo me gustaba, me gustaba que me lastimarás, que a pesar de todos los daños a ti también te gustará estar a mi lado.

Se hizo enfermizo, la relación simplemente era humo, pero seguía gustándome quemarme contigo, llorar por amor y golpearte hasta herir mis manos. Me gustaba todo, con total de seguir juntos. Pero me estaba destruyendo, ya estaban barriendo mis cenizas y no lo sentía.

Eramos jóvenes, sí. Estúpidos, también. Pero ya no, y aún así, sigo aquí; sufriendo por las promesas jamás cumplidas, por el dolor de mi corazón, por pensar que podía haber aspirado un futuro mejor...

Pero, eso no es cierto. Es enfermizo, es cansador, es una constante lucha de gritos y golpes, de sexo y alcohol. Pero es la vida que elegí, la que forme y la única en la que me aseguro que siempre estes junto a mi.

Luchy Franco.

Código: 1103258807793

miércoles, 23 de marzo de 2011

Hansel


Hansel

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Cuando un ciego llora, ¡Dios mío!, tu sabes que lo siente desde el fondo de su alma.

Deep Purple

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Un hombre es ciego de muchas formas; ciego en bondad, en maldad, en esperanza, en entereza.

Un hombre es despistado en muchas formas, por eso suelen dejar siempre un camino de semillas. A veces marcan distintos caminos; algunos del alma, otros del amor, otros de la codicia y la lujuria.

Un hombre es demasiadas cosas envasadas en un mismo producto. Un conjunto de imperfecciones que buscan llegar a lo perfecto.

Hansel siempre se había considerado de esa forma, un conjunto de fallas que frente a los ojos de otra persona era totalmente genial. Se enorgullecía de eso, de su engaño ingenuo. No lo hacía apropósito, ni mucho menos, él simplemente mostraba lo que quería cuando le convenía y ella, cayendo en la red, veía lo que le mostraban sin revisar en el pasado.

Diariamente, él solía recordar como su vida había cambiado de rumbo al conocerla a ella y se había adentrado al bosque oscuro sin sus semillas. Se había arriesgado a perderse, a caer en la puerta equivocada y jamás poder hallar lo que tanto deseaba. Pero las cosas, para su suerte, habían salido bien y no se había perdido.

Un hombre puede ser demasiado inseguro en su camino, solo sí se le da motivos para ello. Hansel no los tenía, para nada. Como vulgarmente se diría, él había tenido la vida fácil, no había excusas para que sintiera miedo al arriesgarse a lo desconocido.

Así lo hizo, Hansel encontró a Gretel en ese bosque sin salida. Por un tiempo, todo fue genial. Empezaron como fieles amigos y terminaron como amantes en la cama. Tenían su ritmo, su camino, su tiempo. Eran tal para cual, almas gemelas, medias naranjas...

Pero no iba a funcionar mucho más y ella se dio cuenta de eso mucho antes que Hansel. Él se volvió un hombre ciego cuando estaba a su lado, un hombre que podía caminar por la cuerda floja con los ojos cerrados siempre y cuando ella caminará a su lado. Pero las cosas no debían funcionar de esa forma, las relaciones debían ser de a dos y no de una sola persona.

Una mañana él sólo se dio cuenta que había sido un error salir de casa sin semillas; para ese momento, ya era demasiado tarde. Estaba perdido, desamparado en un bosque desierto y muerto. Los cantos de los pájaros se convirtieron en llamados de los cuervos y los altos árboles en madera vieja.

Hansel la esperó mucho tiempo, lloró su partida y deseo que regresará. La necesitaba, sin ella no era nada. Pero no sabía como buscarla, no tenía una guía que marcará su camino.

Un hombre ciego y llorando, es una historia triste. Hansel se pasaba los días tirando en el suelo, llorando y borracho. Nadie lo ayudaba, nadie lo encontraba. El bosque pronto se convirtió en un laberinto sin salida, y sí se tomaba la dirección equivocada no se llegaría a nada bueno.

El mundo había perdido su color y su pasión, Hansel estaba ciego y ya no era de amor. El dolor le quitaba los sentidos, la decepción su fuerza y el abandono el alma. Para él, el final había llegado demasiado rápido ¿Debía rendirse? No, por supuesto que no.

Ciego, con el corazón en una mano y las semillas en el otro, Hansel corrió y la busco por todos lados. Grito su nombre y lo lloró, incluso siendo ateo le pidió a Dios un deseo; pero nada sucedió.

Desde lejos las semillas habían sido comidas por los cuervos; pero eso no importaba desde que él era ciego y no podía verlas. Quizás lo había hecho por costumbre o, quizás, para que ella lo encontrará a él. Y cuanto más esperó, a su destino final llego.

Una casa de colores en medio de un bosque muerto no podía ser una buena señal, Hansel al no distinguir los colores no lo supo. Entró y pidió socorro por su vida, pidió que se la devolvieran en cuanto se pudiera.

Pero las brujas siempre fueron como en los cuentos: celosas, malvadas y vengadoras. Una mujer despreciable, sin un apise de corazón, era quien habitaba esa mansión.

Tarde fue cuando comprendió que en vano había esperado junto a la puerta, que muy tonto había sido al creer que lo habían abandonado en la cama... Muy tarde, demasiado, fue cuando comprendió que jamás lo habían querido dejar, sino que la habían obligado plantarlo.

Un hombre ciego, sobre todas las cosas es ingenuo, es bueno y bondadoso, pero quizás en exceso.

Un hombre como Hansel, siempre es sincero y muestra sus sentimientos. Un hombre así no comprende como los demás no compartan esas cualidades.

Un hombre ciego y enamorado, es un hombre que lo pierde todo sin notarlo.

Luchy Franco.

Código: 1012218109467

lunes, 21 de marzo de 2011

Desilusión



Cuando piensas que todo es complicado, cuando las cosas ya no pueden ser peores... Claramente, empeoran.

Mujer, dieciocho años, clase media, caprichosa, histeria, con altas aspiraciones. Con una vida que se la podría definir como estable, más allá de los problemas. Bonita, sin mucha gracias, pero tampoco fea. Enamorada, con amigos, padres, hermano y un perro.

Una mujer que a simple vista no parece tener ningún problema importantes. Y podría ser así, sí ella no los buscará.

Bulimica por excelencia, a veces incluso anorexica. Adicta al cigarrillo, pero con miedo a las drogas. De noche una borracha sin filtros, de día una nena de papá. Bipolar a veces, con sus altibajos como cualquier mujer en sus días.

Pero a pesar de su fase hipócrita y superficial, es una persona con ganas de superar al mundo, de aspiraciones altas y que quiere aprender. Pero, hasta el momento no se había dado cuenta de lo difícil que era ese sueño.

Aprender se convirtió en un imposible, no parecía saber estudiar. Y, quizás, así era. Jamás lo había hecho realmente, lo que aprendía eran solo cosas que le gustaban y las demás era un poco de verso profesional para sacárselas de encima. Pero, ahora en donde la secundaria se había quedado en el olvido, las cosas se complicaron. Debía aprender, aunque no le gustará qué, y más que complicado se volvió meter en su mente conocimientos estrictos que jamás quiso entender.

Ahora era cuando entendía porque siempre le habían recomendado que siguiera sus sueños, la carrera que quisiera y no la que le impusieran. Ahora, era cuando se daba cuenta que el saber no era una ciencia fácil, sino que había que trabajarla.

Desilusión sintió, demasiada, quizás más que en toda su vida. Los demás problemas no eran nada comparados con el dolor en el pecho que se sentía al fracasar una y otra vez. Lo estaba pasando mal, estudiando día y noche sin descanso, dejando de ver a sus amigos y olvidándose por completo de sus sueños. Pero, el problema no sería ese si aprobará, porque al menos habría valido la pena. El problema residía en que el esfuerzo que estaba haciendo no estaba sirviendo ni mucho menos. Estaba dejando todo de lado para luego desaprobar continuamente.

Ahí fue cuando se dio cuenta que en su vida, jamás había tenido verdaderos obstáculos con el saber y, por eso mismo, no sabía como superarlos. Lo único que sabía hacer era sufrir por su incapacidad, por no poder aprobar como los demás, por no poder pensar y por tener que estudiar una carrera que no desea y que solo le proponía un futuro seguro.

¡Al diablo con el futuro! No estaba dispuesta a desperdiciar cinco años de su vida en algo que no le gustaba y la hacía sufrir, quería plantarse al mundo y seguir sus sueños como debería haber hecho en un principio. Pero era terca, demasiado, y ahora se había propuesto sufrir y pasar, pero sabía que no lo lograría... Al menos, no si seguía dejando de lado sus ideales para reemplazarlos por unos que no eran suyos y que jamás le pertenecerían.

Luchy Franco.

Código: 1103228781764