jueves, 12 de agosto de 2010

Fraternidad


A veces es difícil de encontrar hermanos que se lleven demasiado bien. Pero en realidad, no debería resultarnos extraño, sino que debería ser así.

Suelo preguntarme, y pongo mucho esmero en conseguir una respuesta, como es que la vida llevo a que los hermanos no tengan la misma relación que antes disfrutaban o si simplemente era yo quien sufría una mala relación.

Es verdad que como hermanos las diferencias siempre estarán, pero cuando se fuerzan para crear problemas empieza a doler... Duele mucho, demasiado, y suele hacerse casi insoportable.

El cigarrillo ya no me ayuda, el alcohol jamás a servido para desahogar las penas. No sirve ni comer demasiado ni poco. No sirve quedarse el día en la cama o desaparecer de la casa cuanto más tiempo se pueda. Entonces ¿Cómo puedo hacer para que ese dolor se vaya?

Mejores amigos pueden escucharte, incluso aquellos que los consideras hermanos. Pero tampoco te ayudan, porque ninguno de ellos comparte la sangre y los padres.

Hay años de diferencia, madurez de por medio, experiencias. Eres la más grande, podrías defenderte ¡Tienes ese poder! Pero no es suficiente, él es más fuerte, con solo unas palabras te ha hecho llorar como las catáratas.

Piensas que has hecho mal, pero no encuentras ningún error tuyo. Al menos, no esta vez. Recuerdas las cosas que vivieron juntos, esos recuerdos forzados donde él iba a la noche con una sonrisa actuada y pedía quedarse contigo en la cama. Te duele todas aquellas veces que lo consolaste, y cuando fuiste tú quien necesito consuelo te dio vuelta la espalda y no quiso ayudarte.

Te sientes estúpida, usada, ultrajada. Has sido bondadosa con él, los has hecho todo. Desde una ayuda insignificante, hasta cavar tu propia tumba. Pero él jamás te lo agradeció, siquiera te devolvió el favor.

Hiere comprender que tu hermano no es lo que parece, que solo se preocupa por él, que es egoísta a más no poder, que no importa a quién lastimar o mentir para conseguir su fin, no le importa nada ni nadie. Y es ante ese pensamiento que me molesta nuestra relación, que me destroza pensar que solo soy un peón más en su juego de acción.

¿Por qué no puede ser una hermano normal? ¿Por qué no podemos tener una relación tranquila y pacifica? Pienso en mis amigos y sus hermanos, en como comparten todo a pesar de las diferencias, como pasan noches enteras hablando y divirtiéndose. Siento envidia, y no sé si esta se podría llamar sana, puesto que es tan grande que me deprime el alma.

Pero es lo que me toco, y no lo puedo cambiar. No quiero hacerlo, a pesar de todo lo pasado, es mi hermano y lo quiero. Compartimos el día de cumpleaños, nuestros padres, mascotas y hasta cosas escolares. Pero no compartimos la vida, y eso es justamente lo que deberíamos...

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