domingo, 4 de julio de 2010

No hay infierno, pero tampoco existe el cielo.



Buscamos derechos, reclamamos amor. ¿Alguien acaso nos oye? Estamos escondidos en las sombras, condenados a no crecer por la brutalidad del mundo ¿Acaso alguien lloro nuestra perdida?

Eramos niños de nadie, de seres crueles, sin amor por la vida. Seres qué, a pesar de su corta edad, sólo pensaban en la satisfacción del momento, pero no en la felicidad de la vida.

Entre tanta droga y sexo, nacimos nosotros.... En la familia, el momento y el lugar equivocado. ¿Pero, nosotros tenemos la culpa? Nos castigaron por sus errores, nos maltrataron, nos quitaron nuestros derechos y nos hicieron sufrir injustamente.

Ahora, sin que ellos se preocupen por nosotros, pertenecemos a una mundo incierto. No estamos en el cielo, pero tampoco en el infierno. Somos niños, sin pecados o retribuciones, sólo seres indefensos que murieron en el desierto.

Y aún así no odio a mis padres, nadie lo hace. Eran jóvenes, niños como nosotros, que pasaban por momentos duros, sin contención... Sólo viviendo de impulsos, de la droga y el alcohol. Los adultos no los cuidaban, como tampoco lo hicieron con nosotros. Sólo hay algo que nos diferencia de nuestros padres, nosotros morimos y lloramos por ellos...

...Ellos, nuestro padres y la familia, no recuerdan que alguna vez existimos.

1 comentario:

La chica de tus sueños.. dijo...

Que gran razón llevas en esta entrada, y no es hasta que alguien nos lo dice cuando realmente nos damos cuenta de lo cruel que puede llegar a ser la vida... Te sigo, ya que me encantó tu blog :) Saludos!