sábado, 23 de mayo de 2009

Gabriel



Querido amor,

Es inútil el perdón.

Pero la venganza, no.

Sigue corriendo, quizás algún día llegarás a ese reino de maravillas, pero te advierto no es tu sueño. Las maravillas que nos recorren no son la del maravilloso mundo de Alicia, no hay conejos blancos con relojes, ni tazas parlantes.

No. Este el maravilloso mundo, es algo más cruel. Mas cercano a la creencia de los católicos sobre la existencia de un infierno.

¿Cómo lo sé? Es sencillo, estoy en él.


El hombre corre por la pradera desolada, y no encuentra salida. No hay final a la hierba seca y a los árboles de robles húmedos. Él trata de huir de la voz que lo persigue, pero no puede: ella es más fuerte.

¿Te han contado la historia del ángel caído? Si no la has oído, sólo te contare lo que debes saber.

Los ángeles no tienen un sexo definido, los ángeles no tienen un poder superior, los ángeles no regalan amor sin un alto precio como contrato, los ángeles no son lo que se cree.

Yo para tu desgracia – o no – soy un ángel. Tu propio ángel. Pero no soy uno vulgar de reglas sencillas, soy mucho más que eso.


El hombre detiene su carrera de golpe y respira cansado. Mira al cielo y lo señala con su dedo índice de forma amenazante.

Sin poder controlar su ira, deja que sus palabras fluyan de sus labios maldiciendo a aquella voz que lo tortura. Se deja yacer en el mojado césped amarillento, y se cree triunfador.

Piensa realmente que sus palabras alejaron a esa indestructible voz.

Su cuerpo empieza a calmarse, y entonces la voz se hace presente. Primero tan sólo con una divertida y malévola risa; luego con palabras. El hombre deja de respirar por la sorpresa y con la mayor fuerza de voluntad que junto, se levanto con rapidez y torpemente para empezar a correr nuevamente.

¡Que ocurrencias tienes, amigo! Creer que una fuerza tan superior a ti pueda ser vencida por bastas palabras.

O quizás sí. Ya que no sé a quién querías derribar. No quiero ser entrometido, pero puedo asegurarte de que señalaste mal a tu amenaza, ya que yo me encuentro bajo tu sombra.


Otra risa malévola. El hombre detiene su paso, ya no puede respirar, ni comprender que es lo que le esta pasando. Sabe que ya no vale la pena correr, que no se deshará de la voz. Se sienta en el suelo, y mira a su sombra con atención.

No ve nada. Al menos nada fuera de lo común. Piensa que esta enloqueciendo, que lo esta creando su mente; pero entonces su propia sombra en e césped lo saluda. En ese segundo cuestiono drásticamente su estado mental, pero la sombra se burlo de él.

Aún no esta seguro de cómo no sufrió un paro cardiaco.

Tranquilo no estas más demente de lo que los están todos los seres del universo. No pienses en como librarte de mí, porque en realidad yo no soy el culpable de tu devoción.

Si quieres ‘vencerme’, deberías fijarte en ti mismo, amor.


El hombre tembló al repentino cambio de voz de la voz. Se le hizo familiar, pero no podía recordarla. ¿Qué era lo que él hombre estaba ocultando? Pues ni él podía recordarlo.

¿Cómo puedes olvidarlo? Fui tu sombra más de una vez, fui tu fiel seguidor. ¿Cómo me pagaste? ¡Con errores! Con tus malditos errores, me he caído. Por tu culpa estoy en el lugar equivocado. Profano sufrimientos y males, me alimento del temor de los pobres y de la agonía de los que sufren. Y todo, todo lo que hago se debe a ti.

Me convertiste en ese ser oscuro al que le había temido, luche contra los grandes por ti para que oses olvidarme. ¡¿Cómo te atreves, tu humano?!


El hombre tembló al escuchar la ira de la voz. Pero seguía sin poder recordar. Miro su sombra fijamente, y esta se dividió en dos. El hombre catatónico, no creía en lo que se había convertido su sombra: en dos figuras. Una claramente de un hombre y de lo que parecía su mano salía una cadena… detrás de ella una mujer a sus pies. El hombre sintió dolor, un profundo e insoportable dolor. Jamás había sentido algo de aquella magnitud. Tan insoportable, tan irracional.

Se tomo su estomago, como si ello pudiese calmar el dolor.

¡Siente lo que he sentido por ti! ¡Lo que he soportado por amor, y que jamás me correspondió! Pues ahora, cariño mío, te confieso que soy Gabriel. El ángel caído de Dios, que se enfrento a él por codiciar lo que no tenía, y que llego a ello por tu error.

Nunca me sentí parte del paraíso. Cuando me empujaron de él dejándome caer mi propio reino de tinieblas, no me importo; porque, ingenuamente, pensé que estarían allí a cada paso.

Pero al igual que ellos, me echaste de tu camino. Me lanzaste a un lado de la carretera y te olvidaste de mí como si de un trapo se tratase.


El hombre sintió una punzada en el pecho, y como si de magia se tratase, entendió. Entendió cada palabra que la voz le gritaba. Él era el culpable, él había codiciado a un ángel y después lo derrocho. Él había herido y matado inocente enfrente de la voz. Él, como la voz lo acusaba, era el culpable de la existencia de Gabriel.

Se sintió culpable, el remordimiento se esparcía rápidamente por su ser. No lo soporto más, y lanzó con fuerza las más sinceras palabras de su vida.

“Lo siento”

Es inútil el perdón.

Después de esas últimas cuatro palabras el hombre dejo de escuchar la voz. Su sombra había vuelto a ser la misma, ya no sentía aquella presencia descontrolada.

El hombre, sabiendo todo lo que había hecho no pudo soportar el volver a su vida cotidiana.

Por lo que con decisión, camino hasta la parte oscura de la pradera, y sin mirar a donde pisaba siguió de largo.

Su pecho se achico cuando uno de sus pies dejo de tocar suelo fértil. Aún así siguió de largo.

No sintió dolor. No grito al caer. Simplemente se dejo hacer.

Lo que si sintió fue calor. Un calor asfixiante que recorría su cuerpo.

Es inútil el perdón, pero la venganza no.

Luchy Franco.

2 comentarios:

the greece-boy dijo...

Hola Luchy, como estas? muy buen blog, no dejes de escribir y segui "construyendo":P escritos en tus ratos libres.

Besoo

Estas mas que invitada a mi blog.

Prometo volver

María Ahufinger dijo...

wiiiiiiiiiiiii!!

Creo que voy a llorar!!
Al final este trasto me dejó ponerte un comentario!!
Solo decirte que... bueno, que sigas así, me encanta como escribes!

Un beso wapa!!

Sigue así!