Los corazones no son de plástico, te amaré aunque me hayas olvidado.

Nunca fui del todo conciente, tú lo sabías. Sabía lo que sentía por ti, sabía que no era una simple amistad la que nos unía desde hacía años, era algo que superaba todas las barreras, algo que vencía a la propia magia, aunque fuese mágico.

Un hechizo basto para olvidarte, lo dejaste todo para salvarme y sufriste ante mi indiferencia hacía ti ¿Cómo se había destruido eso tan fuerte?

Soportaste tu dolor para sanar el mío, solo mi parte de la magia se había perdido, la tuya luchaba por mantenerse viva para los dos.

Sufriste noche y día por mi imprudencia de no recordarte, pero disfrutabas mis acercamientos, en mi opinión eso era masoquismo. Por alguna razón extraña tu eras la única persona a lo que le confiaba mi seguridad, siempre que me encontraba peligro estabas allí para rescatarme, cada vez que el miedo me hacía su prisionera ahí estabas para calmarme, siempre que te quería a mi lado allí estabas sin abandonarme.

Me decías “mi princesa” y yo sentía el calor ante tus dulces palabras, siendo inconciente del dolor que te causaba decirlas sin tener una respuesta digna por mi parte, sin que me diese cuenta de lo que te costaba permanecer a mi lado.

Ahora recuerdo cada pequeño detalle de mi vida. El amor volvió a crecer dentro de mí, los recuerdos sólo permanecieron en ti y te encargaste de que volvieran a mí. Mis recuerdos de tu eran desde mi nuevo “despertar” y eso solo bastaba para saber que te amaba. Porque lo sabía. Tus palabras resonaban cada día en mi vida “Los corazones no son de plástico, te amaré aunque me hayas olvidado” esa frase se quedo en mi corazón desde que me la dijiste…
…y cumpliste tu palabra.

Luchy Franco