miércoles, 27 de julio de 2011

Un Castillo Encantado en la Bifurcación


Largo, el vestido de seda seca le quedaba largo. Largo hasta los pies, tan largo que al caminar se tropezaba con la suave tela. Largo, tan, pero tan largo que lo podía usar de alfombra.

Pero, aún así de lo incómodo que era para caminar, le gustaba usarlo. Había descubierto que los vestidos largos que su doncella le obligaba a usar le marcaban el camino de regreso a su recamara. No era como sí tuviera mucho tiempo libre y a solas como para perderse en el gran Castillo, pero el poco tiempo era suficiente para que Sofía descubriera nuevas habitaciones.

Había olvidado como una noche de lluvias llego al castillo, seguramente porque esa noche no llevaba un vestido que le marcara el regreso a casa. Pero desde aquella noche ya había pasado mucho tiempo, y ahora Sofía era parte de la realeza de aquel mundo maravilloso.

Evitó remangarse el vestido y subió las escaleras que iban a una nueva ala del castillo. Las escaleras se reían a causa de las cosquillas que la tela les causaba al rosarlas, pero se callaban cuando Sofía las fulminaba con la mirada.

Todos los días, Sofía en su tiempo libre tomaba esas escaleras. Y, todos los días, las escaleras la llevaban a un lugar distinto. Era un mundo extraño, donde los objetos tenían vida, los animales formaban parte del tribunal y donde la realeza contaba chiste en vez de poner orden a su reino.

Al principio a Sofía todo le había parecido de locos, extraño, se sentía como Alicia en el Mundo de las Maravillas. Pero con el tiempo se acostumbro, y lo que una vez fue raro se transformo en lo normal.

Se metió en la misteriosa habitación cuando termino de subir las interminables escaleras. Se desilusiono, por primera vez nada extraño la esperaba. Era una recamara vieja, con paredes grises y sin muebles, solo había una ventana sin cortinas ni vidrios.

Sofía se tropezó dos o tres veces hasta llegar al gran ventanal, se inclino sobre el pero nada vio. Entonces, se giro dispuesta a irse y esperar el mañana para una nueva aventura. Antes de que saliera, mucho antes de que siquiera pudiera moverse, una corriente de aire la despeino y Sofía volvió a mirar por la ventana.

Y sonrió. Su vestido largo, su gran vestido de seda seca se veía a través de la ventana. Y marcaba un camino hacía lo desconocido, cruzando el valle de flores campestres y perdiéndose en la puesta del sol.

Corrió siguiendo el camino de su largo vestido, corrió con fuerzas y divirtiéndose durante el camino. Sabía lo que significaba, el momento que tanto había esperado finalmente había llegado.

Corrió, corrió y corrió. Era sorprendente la rapidez con la que corría y no se cansaba. Se dio cuenta que a medida que se alejaba, el vestido se acortaba. Miró para atrás para decirle adiós a ese castillo encantado en el que vivió tanto tiempo, pero cuando lo busco con la mirada ya no estaba.

Sorprendida caminó hacía adelante sin apartar la vista del horizonte, y por no prestar atención a donde caminaba, tropezó y al piso calló. Pero la caída no fue la que esperaba, no choco con el mullido césped, sino que su rostro se estampo contra un piso de mármol frío y claro. Sofía lo conocía muy bien y feliz, se levanto y corrió hasta la puerta.

No le importo como de repente apareció en su habitación en la casa de la ciudad de su madre, ni como todo parecía estar tal cual como cuando se perdió. Simplemente corrió, quería abrazar a su madre, quería contarle. Pero lo que si noto, es que su largo, muy largo vestido, de repente se acorto y le llegaba por arriba de las rodillas.

Raro, pensó Sofía, todo había sido muy raro.

Código: 1107279759093
Luchy Franco

viernes, 15 de julio de 2011

Solo te puedo decir lo siento

Me duele el corazón, me duele el alma y todo gracias a vos. No sé que hacer, no sé como salir de esta situación. Lo único que sé es que no te quiero perder.

Cometí errores y de verdad lo siento, quisiera volver el tiempo atrás y cambiar esas cosas que te hicieron sangrar. Me encantaría poder hacer el dolor se vaya, el tuyo y el mío, pero no puedo… Al menos, no de golpe.

¿Cómo es qué paso esto? Ayer estaba todo bien, y ahora por una estupidez siento que el fin del mundo por fin llego. No sé si alguna vez comprenderás todo el amor que siento por ti, como no hay un segundo que no piense en ti, como cada error se clava en mi corazón y no me deja dormir. Lo eres todo desde que te conocí, no te cambiaría por nada y no te quiero perder.

Lo peor de esta situación es que no hay nada que te pueda decir, nada que te pueda reprochar. En este último tiempo los errores los cometí yo, me centre solo en mí y me olvide de ti. Me olvide de tus problemas, de preguntarte si estabas bien, de averiguar si necesitabas un beso y un abrazo.

La cague. Lo sé, quiero arreglarlo, recompensarte por el mal rato. Me preguntaste sí había algo de ti que me molestará, algo que hicieras mal ¿Cómo puedo responder a eso? No haces nada mal, estas para mi cuando te necesito, cuando quiero golpear a alguien, para cargar con mis problemas, para hacerme sonreír, para cuidarme. Estas siempre, ¿cómo es posible que encuentre algo mal en ti?

Ahora lo único que sé es que estoy sola en la cama, llorando como una desgraciada, pensando en todas las palabras que me dijiste recién por teléfono y entendiendo mis errores.

Te amo, más que a mi vida. Jamás pensé que algo como esto me pasaría, que sentiría algo tan fuerte por alguien tan diferente a mí. Pero paso, y no es algo que quiera borrar o sacar de mí, quiero seguir sintiéndolo, quiero arreglar las cosas y que no te apartes de mí. Nunca, jamás. Te ataría si fuera necesario, pero sí yo no soy lo que necesitas no puedo hacer nada.

Quiero que seas feliz, que vivas la vida que quieres, que estés con alguien perfecto para ti y no defectuoso como yo. La relación se hace de a dos, y sí no estas feliz con esto no te puedo obligar a nada. Solo quiero que sepas que lo siento desde lo más profundo de mi alma, que te amo como jamás ame a nadie y que eres el amor de mi vida.

Te amo muchísimo y lo siento mucho más, es todo lo que puedo decir. Y, si me das otra oportunidad, juro cambiar y ser la persona que necesitas que este a tu lado.



Código: 1107159684552
Luchy Franco

domingo, 3 de julio de 2011

Pudimos Haberlo Tenido Todo


Pudimos tenerlo todo. Mirar al futuro juntos y formar una vida de sueños. Pudimos tener nuestro propio departamento cargado de sueños, llegar por las noches cansados de tanto trabajo y aún así sonreír al vernos.

Pudimos luchar por lo que amábamos, pero nos dejamos estar. Pudimos ser mucho más que dos personas que vivían en una misma ciudad, pudimos ser una familia...

Pudimos tenerlo todo juntos, cumplir nuestros sueños y luchar por la felicidad. Pudimos ser felices, habías tenido mi alma y mi corazón, eras el dueño total de mi vida. Ahora me quemo en las profundidades de la oscuridad, me arrepiento de habernos traicionado y que nos hayamos alejado.

Pudimos haberlo tenido todo, pero eso fue hace mucho tiempo atrás, ahora ya es tarde para recuperar lo que perdimos.

Luchy Franco