miércoles, 19 de agosto de 2009

Por todo esto no volveré a creer en un cuento de papel




Más de una vez he leído cuentos de hadas. Realmente yo me sentía una Princesa de Cuento Infinito. Si, con ese absurdo nombre me hacía llamar.

Chateaba bastante para conocer gente, era muy conocida por la Web con aquel nombre. En aquel entonces yo creía en los cuentos de hadas: en el príncipe azul, en el amor verdadero, en la magia, hasta quizás en un hada madrina.

Después de un tiempo conocí a un hombre, nos encontramos personalmente y salimos por un tiempo. Por aquel entonces me sentía completa, sentía que los cuentos de hadas eran reales. Él, hasta ese entonces, me completaba.

Al año nos fuimos a vivir juntos, toda una experiencia. Por mas que no vivíamos en una casa lujosa para mi era un palacio hecho a nuestra medida. Hasta aquel entonces todo era perfecto.

Pero las historias de amor no existen, y esta no es una excepción. No voy a negar que si creía en ellas y que estaba segura de que la nuestra entraba en esa categoría “Felices para siempre”, pero entendí que todo era un invento…

Después de cuatro perfectos años nos íbamos a casar, recuerdo ese día mejor de lo que pensaba. Lleva en mí desde entonces, pensé que el día en que me había pedido casamiento ocuparía mi mente hasta la muerte, pero este hizo que dejará al otro de lado.

Estaba vestida con un clásico vestido blanco estilo princesa, como hasta ese momento me sentía: una princesa. Nos encontrábamos frente al altar, la ceremonia estaba por llegar a su fin sólo faltaba la parte más importante: el “sí quiero” de los dos.

Yo ya había contestado sin pensarlo ¿Qué tenía que pensar? Estaba con mi príncipe azul, frente al altar, sintiéndome parte de un cuento de hadas, “el amor triunfaría” pensaba.

Pero mi corazón se detuvo cuando la respuesta de mi futuro esposo no llego. Habían pasado ya unos cuantos segundos desde que el cura le había preguntado si aceptaba y él aún no contestaba.

En ese momento mi mundo se vino a bajo, y lo entendí todo…

-Lo siento- me susurro al oído- pero no te amo…

Después de ellos se marcho del altar dejándome sola y desconsolada. Desde ese día no he vuelto a verlo, como el viento se lo llevo así también mi vida. Mi mundo ya no era el mismo, ya no había magia, no había amor, no había ni príncipes ni princesas, sólo el mundo real. Sólo estaba yo, llena de odio hacía aquella persona que me arrebato la felicidad, hacía aquella persona que no me dejo amar…

Y hasta el día de hoy sigo sin encontrar a quien me complete, nunca encontrare a mi príncipe azul… ya todo es negro.